21 de diciembre de 2014

Nací para huir

Tengo que huir pronto, mis pies no se quieren quedar tranquilos, ya he alcanzado el máximo al nivel de soportar pisar las brasas y tengo que huir porque todo empieza a ser empalagoso. Huir es lo que siempre pienso cada vez que se avecina fin de año, esos fines de año cuando todos poco a poco dan la pausa y un corto adiós para un pronto rencuentro, cuando los pasillos de los buses y aviones suenan triste como una melodía de Carla Bruni.

Este año que por fin ya va terminar, me fue mal, nada especial y como es de nada especial hay que reciclar el desperdicio, la bazofia acumulada, todo por donde más me gusta, el inodoro, el inodoro cualquiera, sea el mío o el ajeno, todos los inodoros comen mierda felizmente y sin quejarse. Ahora que empiezo a quejarme, de seguro voy a empezar a empacar algunos trapos, seleccionar algunas canciones en el Smartphone para el camino, el camino que ni sé a dónde me va llevar.

Por cierto ya le di la mala noticia a mis padres que este año no estaré en casa para la navidad, sin duda la casa siempre esta alegre y melancólica a la misma vez, regocijo y llanto, como siempre fue, una sala gris con harto chocolate en aroma por la ventana, panetones y champaña o cerveza en exceso, la cena completa y mi padre dando el discurso entre la familia, con algunos ausentes que causan llanto, supongo que será aún más afligido este año, ahora que no voy para el veinticuatro por la noche.

Tengo planeado visitar a mis padres, casa y a mi habitación de secundaria el último día de este año, tiene estilo tener que empezar desde ahí, todo de nuevo, es decir casi un nuevo intento, hemos hecho un intento fallido este año. De repente me subiré alguna minivan hacia Arequipa de noche, llegar a Yauca, tomar un desayuno frio oyendo alguna canción y luego llegare a casa después del largo viaje.

Cuando al fin sea enero, podré decir nuevamente vamos al intento, esta vez hagámoslo bien, que no me roben en enero ni en febrero como este año, sino que me roben después, cuando vuelva a Ica airoso de haber cruzado las vacaciones y no sé a dónde voy a ir a parar. Quizá deje el país por un tiempo, es hora creo, estoy empezando a creer, es hora de huir de la huida cotidiana que he estado haciendo estos últimos años.

Llegar a cualquier escondrijo o rinconcillo del país, me recuerda que sigo en el país y no me estoy sorprendiendo, algo debe sorprenderme, calmar mi gusto antojadizo de llegar más allá de lo común, mi alma hipsteriana sin límite, huir del calor de Ica, encontrar una cama ajena y fría, con ventana y lluvia, con mucha jungla y animales por doquier.

Me pregunto del amor y me respondo nada especial, quizá viaje con alguien que me acompañe, sin duda sirve de muro contra la soledad, ese temor al vacío, mi claustrofobia vigente, mi cruz pesada sobre el hombro.

Infelizmente llego a duras penas a fin de año, con mucho sueño, más pesado con algunos kilos demás, barrigón como una foca, ahora con la barba más poblada y brusca. De hecho no le temo a la vejez, pero la paciencia se me va como un reloj de arena, no lo puedo detener, me siento en el sofá y empiezo lentamente a rascarme la cabeza con el corazón sensible y una que otra sonrisa, sonrisas de esas que hacen los hipócritas.

Estoy pensando obsesivamente en huir de una vez, nacimos para huir pienso, pienso y me pregunto si se llama cobardía, si lo fuera; yo sería el mayor cobarde del mundo, con el único pretexto de que se te pueden cerrar las puertas y abrirse en simultaneo muchas puertas más.

Si presagiaría lo que puede pasar los próximo tres meses, de seguro visitare algunos lugares como parte de mi búsqueda inalcanzable de mi lugar donde muera, mi última morada, un lugar sin nombre donde me toque vivir lo que queda por vivir, de hecho lo estoy haciendo hace mucho tiempo y no encuentro. Seguro conoceré nuevas personas, me encontrare con algunas que ya conozco y me invitarán un café caliente, me llevarán a su casa o de repente se apiadaran de mi algunos desconocidos y me alojarán como buenos cristianos. Lo cierto es que no voy a dejar de escribir ni de comer, cargare más mi copa de trago con más alcohol y seguiré viajando para volver y tener que retornar al mismo agujero que felizmente en el dos mil dieciséis dejaré.

5 de diciembre de 2014

Feliz cumpleaños, muérete.

Cuando sea anciano y ya no pueda levantarme de la silla de ruedas, que de seguro mis hijos con mucha desazón me compraran, no pueda ponerme de pie para ir a sentarme en el inodoro, de seguro; que voy a recordar que hace muchos años atrás me prometí suicidarme si en el peor de los casos siga viviendo.

Entonces voy a ponerme bien los cojones y voy querer morirme de una vez tal y como lo imaginé: Irme a volar por los aires en una avioneta y lanzarme en histriónico a paracaídas con o sin instructor y si a los doscientos metros de la superficie sigo vivo y no me da un paro cardiaco, para asegurarme que en si voy a morir; me voy a soltar del arnés y por fin voy a caer como un gota de mazamorra al piso.

El problema es que tengo miedo de seguir viviendo, que tal caigo vivo, uno nunca sabe, nunca he sido bueno para ponerle fin a las historias y mucho menos para el mío. He comenzado a escribir muchos relatos de humor ácidos como los que acostumbro y pienso: Que todos mis personajes están mirándome disgustados por darle un veredicto inoportuno, inútil, cruel, con aires resentidos, turbulentos. Podría agregar el desorden y poner en mesa de discusión si estoy bien ahora o he estado luchando constantemente; para que al menos algo no me deje contento.

No soy bueno para escribir, siempre he estado diciendo, lo que hago es acumular y alimentar inmundicias al desdén, juntando cosas que no tienen literatura ni retórica, ni técnicas ligadas a la lengua española, al contrario: Estoy utilizando algunas palabras indigentes para complacer mi capricho, ese sentido terco de querer sentirse de alguna manera bien, sin sinónimos que den explicación más cercana a lo que diría bien.

Las veces que he pensado en morir; son los momentos exactos cuando algo me ha ido mal, cosas como arruinarlo todo algo y es justicioso pensar que seguir en vida está mal, ¡Así no funcionan las cosas! o así no deben funcionar, seguir respirando es el cruel castigo, el precio, las consecuencias burdas y así no estoy, no estoy de acuerdo.

No soy el tipo de personas que está pensando se ser correcto, pero debo esforzarme para que al menos alguna historia o mi propia vida tenga algunos momento de clímax, ese instante preciso, bien puesto y encajado, pero así no está yendo. De la noche a la mañana toda una larga historia se queda en fracaso, después de haber planeado bien y después de buscarle algún sentido a lo que busco, lo hecho por la ventana, felizmente siempre quise una ventana a la calle, tengo un ventana a la calle y puedo tirar mis cosas por ahí, incluso yo quisiera tirarme, pero también no soy bueno para eso.

Soy nómade, así me dijo la constancia de seguir viviendo una vez. Soy nómade y necesito recorrer alguno de los pasos de los que todos humanamente dan. Entonces pienso que si me quedo por aquí; voy terminar en mí mismo. No soy yo, no es mi capricho, soy el que menos escucha o soy el que menos se está hablando o es que estoy cumpliendo 21 y la angustia me retiene ¿Sabes? No se vive de la angustia. Se vive de lo angustiado, mientras sea pasado mejor, mientras siga el futuro, sé infeliz.

24 de noviembre de 2014

Yo soy

Yo soy el arlequín estropeado, villano sin contrincante,
El dibujo borrado, del silencio el cantante,
de la noche ese faro distante, el bardo sin arte,

Yo soy el fuego apagado, de la muerte el epitafio,
la almohada de piedra, el puerco macilento,
la canalla sin sentencia, de la sentencia el tormento,
el cielo sin nadie, burbuja sin alas.

Yo soy el vientre infecundo, el cuento sin hadas,
el verbo en flojera, la basura del mundo, un barco cualquiera
del avance el rezago, de la dorna el agujero.

Yo soy el lisiado sombrero, el callo siniestro
el campo minado, del humo el ardor,
del golpe el vestigio, de la herida el ardor.

Yo soy tu miedo aterrador, tu fantasma crucial,
el escritor sin técnicas, del intento el borrador,
tu defecto facial, tu ira sin muecas,
de tu risa la hipocresía, tu cartera vacía.

Yo soy el tipo angustiado, tú la distante
yo el abrumado, tú la distante.
yo el enamorado, tú la distante.
yo el empañado, tú la distante
yo el distante, tú siempre distante.

9 de noviembre de 2014

Doña Marcela por favor

Hace aproximadamente diez años me dio la idea de vender jugos de naranja en la esquina del mercado, justo en la puerta donde salen los comprantes y tanto he trabajado que ya se las horas punta, los momentos en la que las personas tienen sed de camello, ahí tomo el exprimidor como si fuera una cosa sexual, le doy duro con esmero y pienso que cuando sea vieja lo único que voy recordar es eso.

Los cliente me dicen, doña Marcela porque no abres un negoció un poco más grande, así formas una pequeña empresa y siempre les respondo que si lo estoy pensando tan bruta no soy y la verdad es que no lo estoy pensando, porque no quiero morir con todo esto encima. Tengo dos hijos Josecito y el Armandito, son mis dos amores, su padre los abandonó, les contaría de él pero no quiero darles mucho crédito, él solo metió su pene en mí y yo como si fuera palomitas de maíz a los nueve meses explote y nacieron mis dos hijos gemelos, así es la vida, juegas todas tus cartas y te premian doble.

Entonces los clientes me dicen doña Marcela anda, abre un local pequeño, yo te puedo hacer un préstamo y quizá te vaya bien y me pagues poco a poco, pero sonriendo haciéndome la ingenua les digo que es una buena idea, pero en si no es una buena idea, no quiero apestar a naranja el día de mi velorio. ¿Por qué lo hago?, pues por Josecito y el Armandito. Yo sé que cuando ellos sean grandes profesionales serán mejor que su madre palomita de maíz.

Cotidianamente me despierto a las tres de la madrugada, preparo el desayuno, de paso el almuerzo y dejo en dos táperes para mis hijos, el azul es para Josecito y el amarillo es del Armandito, el refresco lo prepara el que despierta ultimo y así a esa hora ya estoy saliendo a la ventana mirando el cielo, avistando si masomenos será un día soleado o revisando en internet alguna información del tiempo. A las cuatro me pongo a pelar los sacos de naranja oyendo la radio, escuchando algunas noticias e indignándome con la gente, con las autoridades, con los de la farándula. A las cinco preparo todo y me llevo todo en el triciclo que armé cuando empecé mi aventura como juguera, a mis bebés ni les molesto, trato de no despertarlos, ellos deben dormir bien para que puedan despertar con muchas energías.

Presiento que como madre, la única misión que uno debe tener es hacerte cargo de tus hijos hasta tu muerte. Josecito y el Armandito tienen veintiséis, el Josecito me ha salido un poco bipolar, me quiere y no me quiere y siempre está ocupado con sus clases de idioma, sueña con salirse del país e irse al extranjero.

El Armandito en cambio es un poco rebelde, su ilusión es hacer un gran estudio de grabación y hacer una productora donde graben grandes artistas, por eso que con mis ahorros le compre algunos de sus equipos para que pueda desenvolverse de una vez y no sé en qué estoy mal, lo veo y esta delgado, parece una rama de apio con patas y manos, debe ser por las drogas, una vez mientras buscaba mi mandil para irme al trabajo le encontré coca en sus bolsillos, pero conversé con él y le dije que lo haga medido y no se vuelva adicto. Siento que si le regaño se me va ir para la calle, ya estuvo en la cárcel una vez como ocho meses por una travesura que hizo en una pizzería con sus amigos. Esos tiempos fueron muy atormentados para mí, tuve que duplicar mis horarios de trabajo para poder sobornar a un juez y que en una audiencia libere a mi hijo, para desgracia me lo llevaron a la cárcel en invierno y tuvo que pasar mucho tiempo para verano donde por fin subieron las ventas.

Ahora está cambiando, ya no sale a la calle con sus amigos, le dije para que estudie para que sea un gran productor, pero no quiere recibir lecciones, cuando esta ebrio siempre me cuenta que quiere buscarle a su padre y pedirle que le mantenga, eso jamás, no lo puedo permitir, soy madre quien la crio desde siempre. Yo fui tetas y pelotas para ellos, que me pidan lo que quieran, total no tengo otra cosa en que gastar el poco dinero que acumulo, no me quejo de nada, yo sé que mis dos hijos serán grandes y tendrán mejor vida que su madre, no tendrán que pelar naranjas a las cuatro de la mañana y estar pendientes del clima para haber si el negocio les va bien.

No saben cómo me siento cuando mi Josecito viene a saludarme en japonés y empiezo imaginarlo, allá, a lo lejos siendo un gran profesor de español, con sus alumnos y me mande fotos por correo electrónico. Así, a mis cuarenta y seis años uso internet, correos y twitter, todo esas cosas me enseña mi Josecito, así disfruto en mi tiempos libres cuando me escriben y me retuitean, me hace divertido hablarle a los clientes de esto, se ríen a carcajadas y así los engancho, se convierten mis clientes y hasta viene en días nublados a tomar su jugo solo porque les hago sonreír.

Mis bebés y yo vivimos en una casa que nos dejó el espantajo de su padre después de un juicio que le ganamos hace mucho tiempo, al menos tenemos donde caernos muertos en las épocas malas, me entristece pensar ¿Qué será de mi Josecito y Armandito cuando me muera?, hay veces que se pelean, se meten la mano, a veces están juntos demasiado y hasta fuman marihuana juntos y los veo muy felices, pero que podría pasar cuando su madre sea un cadáver, quien les dará de comer, con que mujeres se meterán, si con algunas palomitas de maíz como yo o alguna vividora que les llevará a la perdición, hay no saben lo que a esta edad se me mete a la cabeza de una.

Me estoy preocupando hasta por las puras, a veces ya no quiero dormir por no querer quedarme dormida para siempre y dejar huérfanos a mis hijos, quiero ver a ellos cumpliendo lo que quieren luego si quieren me doy una ducha rápida con un resbalón y me destapo la cabeza de una vez, pero antes no.

Lo único que no me gusta de los clientes es que siempre me están diciendo que mis hijos deberían ayudarme a usar el exprimidor y no me enferme o que les vote de la casa de una vez para que busquen una vida. A todos les estoy dando la razón constantemente porque son clientes, solo atino a sobrellevar y pienso lo que pienso, no quiero sus consejos personales, nada de doña Marcela, doña Marcela mi culo, así es: La vida es un momento, este es el mío y de mis hijos y voy a seguir dándole duro al exprimidor como si fuera una cosa sexual, duro y sin descansar porque no quiero apestar a naranja el día de mi última morada.

24 de octubre de 2014

Sueño sublime

Doblo la esquina y hay una vieja vendiendo cigarrillos y le compro dos sublimes, de color chocolate le digo, porsiacaso, porque es una estupidez los sublimes blancos, yo lo siento racista. Imagínate tipos blancos paladeando sublimes de color chocolate pensando que los sublimes blancos de chocolate lo hicieron para los negros, eso está mal.

Entonces doblo la esquina, compro el sublime y veo a la vieja vendedora y tengo un presentimiento de que va sacar ahora mismo una pistola con silenciador y me va disparar, así que no le quito de mirada en ningún instante, estoy pendiente de todos sus movimientos, sus manos sacando el vuelto, su cara, su nariz, su boca. Al costado esta su hijo, debe ser un sujeto amable, está leyendo la biblia, pero pienso que es su cómplice y en cualquier descuido: Si no me tira un trapo con sedante; de seguro planea seguirme y desnucarme en algún lugar descampado sin gente, donde pueda morirme sin que nadie proteste, pero no importa, no les tomo importancia o no quiero tomarle importancia.

La vieja me da el vuelto y parece muy poco el vuelto, no parece completo, le di como veinte soles y siento que me está dando como cuatro soles, seguro creía que me iba a poner a contar y mientras lo hacía me iba dar un tiro, solo cojo el vuelto y lo meto al bolsillo sin quitarle la mirada. Ahora no sé cómo irme del lugar, me rasco un poco la cabeza, pienso que mientras camino me introducirán un par de plomos por la espalda, que desgracia. 

Que estupidez a estas alturas estoy temiendo morir, que ridiculez, como una vieja que vende cigarrillos podría querer asesinarme. Tomo el valor, así que me voy caminando como cualquier transeúnte y luego de unos pasos siento algo es mi espalda, porsiacaso disimulo y me agacho para arreglar las cuerdas del zapato y estoy gordo, me agacho y ya no puedo pararme, me pesa el cuerpo, estoy mofletudo, la gente se pone a murmurar, mira ese cerdo, mira esa foca. Todos muy serios mirándome, toda la gente me rodea y me mira, todos se detienen a mirar, así que para disimular más y no quedar en vergüenza; me tiro al piso así por así y me hecho a dormir una siesta en medio de la calle, me habían disparado, así que despierto. Todo era un sueño.

20 de octubre de 2014

Verano en mi cabeza

Está empezando el calor en los interiores y si algo tengo que odiar algo a estas alturas son los cambios de estación, es decir porque cambiar de estación si uno mismo puede buscar su ambiente preferido, por eso siempre les digo a mis amigos que cuando tenga como treinta y alguien atine a casarse conmigo; de inmediato voy a tener que raptarla y llevármela a vivir a alguna isla cerca de la Patagonia o al polo norte o a Europa o a Puno. El frío es algo que siempre anhelo, tal vez no el frío brusco de Puno o Patagonia, pero algo más frágil, frágil como el alivio que escapa de la helera al abrirlo.

Desde que me enseñaron los cambios de estación lo único que se me ha quedado en las pocas neuronas que andan por mi cabeza; es que solo existe frío y caliente, invierno y verano, no podría ver más mediadores entre ambos polos. Estamos a mediados de octubre y todo empieza a calentar: La silla donde estas sentado, el trasero que empieza sudar, las manos al saludar, la noche, la almohada y la lucha incansable de buscarle el lado más frío, las madrugadas y la calle.

Ahora por ejemplo que me ha tomado de asalto la melancolía a media madrugada y mientras estaba bailando la canción Berlín de R.E.M. quitándome la ropa para echarme a dormir, me llama mi madre sospechando que de seguro estaba o despierto o llorando o emborrachándome o fumando un porro y le digo que estoy bien, pero ella asegura que de seguro estoy en uno de esos planes e insiste, pregunta como estoy, tanta insistencia hasta siento que en verdad me está incitando, pero le repito que todo está bien y pongo mi voz de soñoliento para reclamarle el asalto a mitad de sueño, se pone calmosa, escucho el sermón, le digo que la extraño y porsiacaso le repito que todo está bien, corto la llamada reanudo Berlín, subo el volumen el calor me entra por los poros y quiero quitarme más todo y quedarme en pelotas, pero se acaba Berlín y el clásico silbido de Wind Of Change suena y me recuerda que estoy triste, melancólico, tocando fondo, me pongo a bailar la danza de los tristes, triste pero bailando, así de malo me pongo, así de ridículo me veo cuando estoy solo y solo me ve el pequeño espejo haciendo de mi un artista insólito que causa regocijo en el ambiente.

Necesito un agua helada o Coca-Cola, pero pienso en invierno y quiero sentarme a pensar y lamentar octubre, a refutar los cambios de estación, todo era tan ligero en invierno, la soledad perfecta y la música y los bailes tristes, las coreografías, el café caliente, el aliento, el bostezo nuboso, la calle, la garua y la ciudad.

Tengo una inmensa taza de café color café en mi habitación y pienso en toda cafeína que quiero meterme al organismo esta madrugada, preparo el agua mientras alisto el computador y fumo un poco mientras suena Nadie Sale vivo de aquí de Andrés Calamaro, le subo el volumen a 32 y el televisor está encendida siempre haciendo mímicas, nadie quiere oír chácharas masivas, así siempre tengo la Tv, en volumen cero y la música sonando y el agua cocinándose y el humo inundando la habitación. Me siento en el piso cerámica, ahí está mejor, el culo siente un gran frío en agudeza, como es placentero; me arrojo con todo el cuerpo de espaldas en el suelo mirando el techo, cerrando los ojos y sonriendo sin mostrar los dientes, chino de tristeza sintiendo hinchar el pecho como si una burbuja de cianuro creciera adentro de mí.

Todavía estoy creyendo que mi vida debe terminar en una isla, a mis amigos siempre les pregunto la casa soñada y cada vez que me lo describen; estoy sintiendo la imaginación, la delicadez con que hay que divagar, el mundo está así de querendona, con ansias innatas, inexcusables. Nos pasamos fantaseando y “Hay que estar listo” dice un amigo que es profesor y locutor. Una vez el tipo me enseñó toda una flota de equipos de sonido, reguladores y esteros de ultima tecnología, me invitó a pasar a su sala de grabación y probamos juntos los micrófonos, las consolas, los pedales de efecto, mixers y todo un ejército, de hecho que todo un sótano de fantasía, solo me lo describió por el correo electrónico y me apuntó preguntándome ¿Y tú ya sabes lo que harás cuando tengas un millón de dólares? Es cierto, podría tener millones de dólares y a estas alturas prefiero seguir fumando y no sabría siquiera que hacer con tanto dinero, él si sabía, ya estaba listo y de seguro si un día consigue el millón de dólares; me enseñará toda su flota de equipos de sonido, así como lo imaginamos.

El café está listo, hace calor pero sigue invierno y la música suena con Rod Stewart cuando le hizo el cover a Creedence Clearwater Revival en vivo el tema que me recuerda a mi viejo “Have You Ever Seen The Rain”, cuando por amor agonizaba por primera vez le dije que estaba enamorado y me dijo que algo así es la vida, pasa de momento en momento y de la nada nos damos cuenta que ya no estamos aquí, estamos muertos, pero tranquilo después de cada tormenta viene una pequeña calma, ya vendrá el tuyo dijo y me puso Creedence Clearwater Revival como diciéndome este tema es para ti pequeño inmortal sigue agonizando.

No entiendo como a pesar de tanta diferencia de tiempos y experiencia los padres sieguen teniendo la razón por encima de las cosas por las que uno pasa, es decir que cuando tenga hijos; no sé de qué les voy a hablar, les diré acaso que estuve bailando Berlín de R.E.M en pelotas, con la tv encendida en volumen cero, con música, preparando café y fumando, que diría de mí con tanta sentencia, se meterá a mi viejo escritorio y lo leerá todo, como cuando estuve asesinando a mis íntimos enemigos en mis historias, disparando contra todos desde mi muralla y acosando a hombres. No podría imaginar qué tipo de padre podría ser.

Un amigo me habla desesperado por WhatsApp y me cuenta que ha conseguido empleo en un bar, me invita un pisco, quiere que vaya por él y de seguro me ha visto con rostro de quererme mamarme la barra completa de su bar y todos sus tragos mezcladas con agua de caño. Al parecer que acierta. Quiero mamarme la barra completa de su bar y al barman y al mesero, así de arrasador me vuelvo cuando bebo y estoy empezando a dominar el sacacorchos a la perfección. Me pones Querida de Juan Gabriel y ya quiero un escenario con un par de gordas vegetarianas haciendo una coreografía mientras coreo el ¡Ajá! ¡Ajá!, así de malo me pongo. Solo le digo que voy a visitarle una noche para oír un poco de Rock and Roll y embriagarme un poco pensando en alguien de quien estoy intensamente enamorado, emborracharme para oír bien la canciones, ese estímulo me abren bien los oídos y quiero llorar con pasión, quiero llegar a mi habitación, coger mis cepillo de dientes y la pasta, mirarme al espejo y tararear una canción llorando mientras me lavo los dientes, así congojado soltando algunas lágrimas y quedarme dormido después, frecuentemente lo estoy haciendo no cabe duda que lo hago con mucho fervor.

Café: Una de café dos y media de azúcar, siempre primero ambos en mi taza, luego el agua caliente desde muy alto, tiene que hacer sonido de catarata, la caída del agua al pocillo debe sonar como si alguien meara con espuma desde muy alto, ese es el café perfecto. Solían echarle limón y menta pero así está bien. Cojo la cuarta taza de café y prosigo enloqueciendo con el teclado. Estaba escribiendo hace una semana la historia de Kevin, un sujeto que ha empezado a enamorarse de alguien y al parecer está apunto de arruinarlo todo y es que es su especialidad arruinar, todo lo que ha logrado con éxito se debe que al inicio siempre lo ha arruinado. Kevin se ha tomado muy en serio esto de conquistar a su bella amada, a veces estoy pensando que a quien podría interesarle esa historia basura, me parece aburrida su patraña, no quiero publicarlo, es una porquería de pasajes, me da flojera estar leyendo su estilo de desmantelar las cosas, supongo que porque me está obligando lo voy hacer, voy a publicar en mi blog la historia de Kevin.

El verano me está entorpeciendo, aun no es verano, el frío continua en las madrugadas felizmente, pero al verano ya lo estoy sintiendo en mente y ya quiero huir pronto, siempre hago eso, huyo de las cosas perseverantemente, también huyo del amor a veces, de mis padres a veces, de mis amigos a veces, de mí a veces, de todo a veces, a veces estoy sintiendo fobia con todas las cosas, hasta con mi barriga que está creciendo y me estoy enamorado de ella, así mal estoy, a dormir vagabundo, a dormir aspirante a foca, a dormir pequeña foca, a dormir.

3 de septiembre de 2014

El mundo de Julius

Soy Julius, estoy perdiendo la memoria, me duele la cintura, ya casi no siento los riñones, ya no tengo erecciones, tengo harto sueño y mi novia me ha dejado hace dos meses, entonces en resumen pienso que mi vida se está quedando así de aburrida y muy pavorosa y uno nunca sabe, a lo mejor en uno día de estos me muera y nada, mando todo por el inodoro, así de fácil, gracias a los creadores de desagüe tenemos ese recurso de autocomplacencia, pero sé que no puedo morir porque de cuando en vez pienso que estoy confundiendo mis malestares con la pereza, esta mi flojera y el malhumor que sale hasta por mi boca y me pesan los güevos, por eso estoy tan flemático, ya ni me interesa que mi novia me haya dejado hace dos meses y ahora tenga un mes de embarazo, no importa a pesar que la historia acabó luego de seis años de relación amistosa, seis largos años y en menos de un mes se embarazó de un tipo que recién conoce, o eso es lo que yo creo o lo que ella me hizo creer, pero no interesa.

A estas alturas de mi vida lo único que podría hacerme feliz es una paja mirando cuerpos sexys en internet mientras tomo una Coca-Cola y fumo un cigarrillo. Siempre pienso que masturbarse es más placentero que coger con alguien y más si con la que coges es una gorda, te malogra el colchón, ensucias la sabana y encima tienes que cargarla invitarle comida y no, no quiero eso, es todo un embrollo y prefiero una paja tomando Cocacola.

No me gusta mi empleo, hace cinco o seis años empecé trabajar en un aerolínea como aeromozo, suena raro mi empleo, muy femenino, los pasajeros deben estar pensando, mira este gordo estúpido, peludo, crespo y soñoliento en el avión, en su lugar debería estar una típica aeromoza de bonito cuerpo, sonrisa original, nariz respingada, coqueta y acento curioso como la de mi exnovia, pero no, ahí estoy yo malográndoles el viaje a cientos de viajantes frívolos, malhumorados como yo, tragando mezclas de bostezos y flatulencias (pedos) en los viajes.

Odio mi empleo y les cuento eso a mis amigos, también a mi amigo homosexual, soy su amigo porque le gusto y se siente cómodo conmigo, pero nunca sería su novio porque soy hetero y siempre le digo que no voy por esos rumbos. Lo cierto es que me pregunta que carajos hago en un empleo al que tildo resumidamente de mierda, y la respuesta es que jamás encontré otro empleo igual. Mi exnovia me trajo a la aerolínea hace años atrás (Me da flojera sacar la cuenta de hace cuanto fue), trabajamos juntos con ella y era bien dedicada a su tarea como aeromoza, la empresa remunera bien, a ella le pagan más que a mí, pero no me quejo.

A pesar de que son largas horas de trabajo, casi no haces nada; te la pasas la mayor parte de los viajes sentado mirando cómo se duerme algún anciano mientras piensas que ya se está muriendo, o también aprovecho para ver los pechos de algunas pasajeras robustas que se duermen y disimuladamente les tomo fotos con el iPhone que solapadamente lo llevo en el calzoncillo (Si notan que llevo el teléfono me echan), las fotos las guardo en mi iPhone en la biblioteca de los mejore pechos de pasajeras. A veces me aburro de tomar fotos a las pasajeras y prefiero oír canciones de rock and pop de los años noventa e inicios del dos mil.

A veces pienso que mi exnovia me dejó porque era muy individualista, tenía mi propia burbuja y con lunas polarizada y no la tomaba mucha importancia, pero en el fondo era una presencia indispensable para mí. Algunas veces me importaba un carajo el empleo y no iba a laburar; dormía, dormía, dormía y esperaba hasta su llegada para comer algo, quizá una cena o algo de tomar, de hecho con su dinero y ella no refutaba. Gastar en mí era dejar de comprarse una hermosa cartera o unos tacos brillantes, notaba eso su mirada, en sus ojos decía, hijo de puta tengo que mantenerte porque te quiero y yo solo atinaba a vivir, aunque algunas veces también apoyaba nuestra convivencia abierta.

Con mi exnovia; vinimos a esta ciudad desde otra ciudad, fuimos novios desde la secundaria, la hice mi novia porque me gustaba y en esos tiempos yo era tímido, un tipo muy ingenuo. La hice mi novia luego de que ella sea novia de mis amigos, algo inextricable, ella me aceptó y desde entonces solemos jugar a querernos: “Aunque parecía que no nos queríamos, si nos queríamos. Aunque parecía que nos queríamos, no nos queríamos” pero dar una buena imagen de relación era lo que menos queríamos o eso al menos pienso, tal vez una idea tonta mía, porque hace dos meses que terminó conmigo la muy zorra subió a Facebook fotos con su nuevo novio, que no soy yo y es patético.

Con el tiempo nos empleamos en la aerolínea y cerca del aeropuerto alquilamos un apartamento simple donde dormíamos, descansábamos y hacíamos el amor desmedidamente, no importaba nada, ni nos daba tiempo de pensar en cosas como estudiar algo o formalizar la convivencia, sin embargo debió ser alguna de mis ideas, debía dar el primer paso, pero ella quiso estudiar, no quería morirse como una aeromoza tragando flatulencias y bostezos mezclados en un avión, así que tampoco quería eso para mí. Nos ideamos en trabajar y estudiar, pasamos buenos momentos y malos instantes, como cuando me pase de machista y la violente contra el piso y la golpee. No era mi estilo pero supongo que estaba mal de la cabeza o sigo mal de la cabeza ahora o nací mal de la cabeza o no tengo cabeza, pero el echo marco la relación, aun así seguíamos, fue más frívola la situación, seguíamos, la volví a violentar, seguíamos, hasta hace dos meses que se cansó y decidió darme el corte final, como diciendo hijo de puta esto no da para más y quizá sin darnos cuenta ya habían transcurrido seis años.

Luego de estar en la ciudad de la aerolínea nos mudamos a otra ciudad donde supusimos estudiar algo para no morir tragando bostezos y flatulencias a bordo. Esta vez vivimos separados, aunque ella se fue a vivir con su hermana mayor, yo viví y vivo solo en una habitación, ella venia casi a diario a visitarme y de vez en cuando viajábamos a la ciudad de la aerolínea a laburar, soportar un poco de viajes llenos de gases estomacales y volver a seguir estudiando. Pues supongo que entrar a un instituto traería consecuencias, ella conoció a un tipo que la conmovió y yo encontré a mi amigo homosexual.

Algo parecido a la soledad hace dos meses entro a mi habitación, saco su gran pene y me abofeteó en la cara. Hace dos meses murió una tía mía, tuve que hacer un viaje largo para acompañarla a la última morada, fue un duro golpe para mí porque era cómo perder a una madre, hasta lloré como niño y hasta quería meterme con ella en el sepulcro casi histriónico y el dolor me desconecto del mundo digital, no más iPhone ni colecciones de los mejores pechos de pasajeras, ni las llamadas. Ella llamo mil veces y no me di cuenta, por eso se le ocurrió acostarse con otro tipo, de seguro a mas timbradas, más resentimiento y supongo que recordó todo lo malo. Cuando retorné lo encontré con el tipo en su cama, de seguro despertaban una linda mañana luego de una larga jornada sexual, supuse que la perdonaría y empezaríamos de nuevo como siempre, pero esta vez no fue así, dijo que ya lo había decidido, había decidido meterse con ese tipo que de hecho era feo y de piel tosca, pero estaba a punto de ser profesional, un gran hombre con muchas cosas que ofrecer, muy distinto a mí.

Con lo de mi tía y mi novia, supongo que debería morir de dolor, no sé, a lo mejor meter mi cabeza por el inodoro; presionar el botón y pasarme muchas veces, pero he sido heroico, he sobrevivido, la colisión fue desmesurada: Renuncie al empleo que resumidamente tildé de mierda, empleo de mierda, porque si seguía como aeromozo de seguro la veía por ahí a ella como aeromoza. Me encerré en mi habitación, compre una tv plasma, adquiría arto internet, mis amigos y amigas alcohólicas me incitaron a beber, bebimos mucho, despilfarré arto dinero y descuidé todo lo que debería importarme, el estudio era una estupidez y solo tenía hambre y cuando había comida no tenía hambre, baje de peso como diez kilos y aún sigo subido de peso, me duele la espalda, no siento mis riñones, no tengo erecciones, tengo harto sueño y mi novia está embarazada tiene un mes y está feliz con su pedazo de boñiga. Que ironía.

Cuando uno está soltero piensa que las cosas van mejor que cuando uno se acostumbra a depender de un semejante, pero la diferencia es abismal cuando pretendes hacer algo y no puedes porque te hace falta un pedazo carne que es ella y solo optas en poner tu gran trasero sobre tu cama y esperar a que algo bueno suceda. He consumido muchas drogas que ya me veo amarillo en el espejo, también compre comida de gato porque compre una gata, supuse que una gata podría reemplazarla a ella, el felino bola de pelo lo único que consiguió es joderme más la vida, la devolví a la tienda de animales y les mente a la madre, cuando volví reaccione unos días después y me di cuenta que ya extrañaba a mi gata a la que llamé Gisela, como mi exnovia, aunque estuve a punto de comprarme una perra y llamarla Gisela, pero la historia de la gata no duró mucho.

Al poco tiempo quise recuperar mi empleo, el maldito empleo, un día desperté y no importó el peligro de volver a verla, necesitaba dinero y me vestí con el uniforme ridículo de aeromozo y me aceptaron nuevamente, nuevamente atiendo a los viajantes, nuevamente trago mezcla de bostezos y flatulencias a bordo, vuelvo a encontrarme con los mismos pasillos de los aviones, los ancianos durmientes y los peores y mejores pechos de las pasajeras robustas. Alguna vez quise emplearme en otro lugar pero no fue posible, no era como este empleo, porque querían personal estable y no tenía que laburar a cada minuto, muy radicales, muy diferente al de aeromozo, así que han pasado seis años y sigo en la empresa de aerolínea, sin seguro de vida, sin seguro de salud, ni aumento, sin compromiso, así como con mi vida, sin compromisos, ni conmigo mismo, algo superficial, algo sencillo.

"Así estamos Julius" soy aeromozo, no me gusta el sexo, prefiero la paja, estoy perdiendo la memoria, me duele la cintura, ya casi no siento los riñones, ya no tengo erecciones, tengo harto sueño y mi novia de seguro ya dará a luz dentro de los próximos meses, ni se ni de cuanto, mientras yo ya me he fumado medio kilo de Coca, me he tirado a mis tres amigas y estoy quedando demasiado libre, las deudas están creciendo desproporcionadamente a lo que me dan en la empresa.

17 de agosto de 2014

El homicida del placer culposo

Hoy que fue domingo, quise despertar tarde, así de tarde como después del almuerzo e incluso cuando el sol ya está de bajada. No toqué el celular, lo mantuve apagado, ahora que he empezado a usar las táctiles, me tienen un poco arcaico en plena adaptación, las teclas y palabras rápidas me hacen sentir tonto, estoy perplejo de si debería seguir con teléfono a teclas o entregarme por completo a este nuevo equipo que tiene miles de aplicaciones, juegos y redes sociales. Lo cierto es hoy que no quise prenderlo, lo deje apagado, gastado de batería, porque de madrugada quede dormido con los audífonos escuchando Just Another Night de Jagger.

Apenas abrí los ojos, me di un estirón profundo hasta caer por completo en la cama y pensé: Que día tan maravilloso, sentía el cuerpo como un ramo freso de flores, incluso me pare en la cama y salte un poco como los niños regocijados, reboté como en un trampolín, me di otro estirón, un bostezo, mis ojos con lagañas y con harta hambre. Abrí la ventana de mi cuarto oscuro y recibí el día, había niños en el parque, señoras con bolsas de compras, no vi más.

Algo se me vino en mente, estuve recordando los placeres culposos que había visto entre los que me rodean, no sé porque, pero algo me decía que hoy quería hacer algo que verdaderamente me da placer culposo, como charlar solo como enloquecido, siempre me pasa y es algo natural, hablo solo hasta en la calle y la gente me mira de reojo como a un subnormal, pero no les tomo mucha importancia y sigo reclamándome a voz alta algunas cosas cotidianas.

Toda esta perorata en mi mente me decía que quería un libro, un libro que hacía mucho tiempo lo había encajado debajo de mi cama, porque mi habitación es de tres por cuatro, un pequeño hueco como una tumba unipersonal. Después de revisar algunos mensajes de Facebook y los correos electrónicos que me mandan algunas viejas amistades las cuales conocí con el tiempo en distintos lugares; recordé el libro que quería releer y no dude: Puse algo de música ‘The Cure’ y empecé la búsqueda, a desarmar el orden supuesto de mi habitación, me agache en el piso y a duras penas alcance a jalar las cajas de libros bajo mi cama, entre ellas encontré la que había extrañado, la trilogía Milenium, que por cierto muy recomendada, es la única que les recomiendo, nunca les digo a mis amigos que libros leo, son solo para mí.

Haces años me había cruzado con Oswaldo Reynoso y compre su libro solo para que me lo firmara, aprovechando su presencia y recordé aquella feria de libro que fue muy improvisa. Recordé también a un joven escritor de Lima que vendía sus propios libros, me llamo mucho la atención el título de su obra, bueno me la lleve porque costaba muy barato. Cuando empecé a leerla tenia errores de impresión, entonces me explique del porque estaba tan barata. Me había dado su dirección para hablar por internet y le conté del error de su libro, pero no fue para mucho, me gustó su relato de cuando un marido ebrio le metió el vidrio por la vagina a su mujer infiel, tiene estilo.

Me quede muy distraído revisando muchas cosas, como un calendario romántico que me dejo una exenamorada, unas cajas de cigarrillo que aún estaba buenas—la fumare más tarde—, un cuaderno de la preparatoria llena de garabatos, un anillo que lleva el nombre de una prima que me gustaba y que se la hurte cuando jugábamos en la cama, unas velas de cera, una linternita china y muchas cosas, esas cosas que vamos acumulando con el tiempo.

De pronto vi el libro que creía que contenía lo que quería releer con respecto a los placeres culposos y rápidamente me tire a la cama como un costal de papas, acomode mi cabeza sobre la almohada y busque el tema entre las cien míseras páginas que contiene ese poemario de una escritora poca conocida, que por cierto también me la firmo cuando la compré.

No encontré nada de lo que quería, me tomo como media hora releer algunas poesías de ese libro, esas ideas forzadas, extremadamente ridícula. No me gustó leerla ni releerla otra vez, pensé que si yo fuera la escritora no la publicaría, quizá me dedicaría a escribir garabatos en un blog de internet, contando mis cosas a personas desinteresadas, hasta sentí vergüenza ajena.

Se me vino a la mente: Debo quemarlo, antes que alguien más lo lea, no puede leerlo alguien más, siento que me he sacrificado por el resto de los posibles lectores, es una plaga este poemario, no pueden infectarse los demás, tenía que quemarlo esa llamada poema erótica que más parecía un folder lleno de pasquines ambulatorios, hasta compare con la poesía que había escrito un amigo en la inicial, ‘Un saludo a la bandera’ se llamaba y era perfectamente una apoteósica composición.

Me entró la duda: Si el poemario aberrante era tan mala o es que cuando me firmó esa escritora me dio mala espina, ni se volteó a saludarme, ni me preguntó cómo me llamaba, ni porque elegí comprar su poemario. Si en aquella feria improvisa y pobre había tantos libros buenos como el de Reynoso o el del joven escritor que narra como un borracho le metió una botella de vidrió a la vagina de su mujer infiel, eso es talento.

La escritora que al parecer se da de buena, este año se atrevió a lanzar otro libro en la Feria Internacional de Libro de Lima, su obra de nombre horrible, debe ser también un espantajo, muchos deben sentir vergüenza ajena también al leerlo. Supongo que para ella fue es todo un éxito, penosamente algún diario virtual se atrevió a sacarle una nota en su medio, sin embargo nadie se ha enterado solo yo y quizá sus familiares, algunos amigos o su esposo.

Lo bueno es que ni siquiera sabe quién soy, ni existo, pero en aquella feria elegí su libro de tapa morada, porque decía poesía erótica, se me vino algo de curiosidad por saber de qué trataba y fue un trauma desorbitante.

Recordando algo sobre esto, se me fue las ganas de volver a leer sobre el placer culposo, no estaba en ese libro y recién recordé que lo leí en una columna que la publican los domingos en La Republica, supongo que para confundirme tanto, debo estar tan despistado. Así de mal estoy ahora.

Confundo mucho y ni me acuerdo el contenido de algunos libros, hasta estoy resentido con la escritora. Que descarado estoy, tal vez para muchos esta bueno su poemario, pero a mí no me gustó para nada, por eso voy a quemarlo hoy en la noche, y lo voy a incinerar con la vela de cera que encontré entre mi cosas guardadas, escuchando otro tema de Jagger o The Cure, fumare mi vieja cajetilla de cigarrillos y de repente encuentro otra vez el sueño y me caiga bien un buen siesta. Por cierto mi placer culposo podría titularse hoy: El del homicida literario y claro, las canciones desconocidas de powerpop y la comida chatarra.

27 de julio de 2014

Dime quién eres

Casi siempre pierdo amigos, todos se me van y siempre es por mi memoria, porque se me olvidan sus nombres o las cosas que gentil o confidencialmente decidieron contarme, por ejemplo hoy en la tarde estaba leyendo el diario con una entretenida entrevista que le hicieron a Fernando de Szyszlo y de pronto alguien me toco el hombro diciéndome, hey Kenny soy yo. Ante esta situación siempre soy escurridizo, debe ser por la costumbre, de inmediato le pregunté cómo estaba, mostrándolo sorpresa y alegría de verlo.

Le pregunte como había estado, «La ultima vez que te vi parecías apurado» le dije, esta premisa siempre me saca de apuros, les pregunto a todos los que me agarran en asalto y no recuerdo sus nombres ni su rostro. Lo aprendí de los profesores de la universidad, están constantemente conociendo alumnos cada año que casi ya no hay más casilleros en sus cabezas para registrar a más estudiantes, y cuando les hablan optan por seguirlos la corriente hasta quedar bien con ellos y es aceptable porque tienen razón para justificarlo, quizá por la edad o por el cansancio, pero lo mío es vergonzoso, no encuentro alegatos para defender mi descuido ancianesco.

Tengo veintiuno, debería saber el nombre de toda mi familia, de mi banda favorita, de los profesores, de un equipo de fútbol, de mis vecinos, de los presidentes, de los congresistas, ministros y apenas sé las letras de cuatro canciones que siempre las canto incansablemente con la guitarra. Decir que ni siquiera sé el nombre de las comidas, solo como y me voy a cagar tranquilo y no es perturbador para nadie.

Lo cierto es que el tipo enantes en el parque—digo tipo porque no logre recordar su nombre, él lo notó y se despidió decepcionado, no merezco su amistad—respondió a mi pregunta del apurado: "Ah si, lo que pasa es que tenía que viajar", contestó, al inicio también con sorpresa y con afecto, parecía que me amaba, por eso hice hasta lo imposible por quedar bien con él.

Me contaba sobre su viaje hacia Tacna, dijo que estaba ya trabajando tiempo importando productos de Chile, también estaba tratando de explicarme el cambio de moneda y donde estaba la ganancia en este negocio, casi no le preste tanta atención, primero quería saber quien era, trataba de hallar pistas para recordar quien rayos era, él insistía en seguir relatándome como pasaban las aduanas en la frontera y yo le preguntaba como estaba su mamá, que recordaba de su secundaria, que hacia por el parque si acaso vivía por aquí, si alguna vez tuve una borrachera con él o que pasó, de donde nos conocemos y el continuaba contándome el magnifico precio de las tabletas en Arica.

Yo seguía absorbiendo todas lo que me decía, tanto que después de casi media hora se dio cuenta yo estaba en un estado automático, preguntándole como un entrevistador aburrido de televisión, buscando en mi biblioteca cerebral algo que tenga que ver con él. , «¿Entonces, como te gusta los negocios, pensaste estudiar administración?», le pegunté, queriendo saber al menos si lo conocía por esa ángulo y noto mi cara de enajenado, de hecho el rostro güevon que siempre se me sale cada vez que quedo desarmado listo para perder, pero seguí hasta el final, tratando de recuperar el hilo de confianza con la que me estaba contando sus cosas.

«Es interesante eso de las importaciones, ¿Cuánto me saldría un disco duro de afuera?», pregunté de inmediato y ya no quiso responder, tenia que irse o mejor dicho ya quería irse, tenía que optar por despedirme, típico: decir que se cuide, saludos a su familia, que me avise para cualquier cosa, estamos en contacto, que me deje su número de celular por facebook haber si por ahí lo busco. él dijo si, si, igual, adiós.

Es que estos casos me hacen pensar que siempre quedo como una pequeña isla abandonada en el medio del océano, alejado de las personas que me quieren o se interesan en mi amistad. Se me van porque olvide su cumpleaños o sus cosas, hasta su nombre, pues los pocos que ya me conocen me ayudan dándome pistas mas notorias para lograr descifrarlos y a los otros les llego un carajo y finalmente también me llegan un carajo porque ya es suficiente meter más datos a mi memoria que me vino con menos gigabytes.

Los problemas me ocupan mucho espacio en la cabeza y de vez en cuando hay que darnos un formato y borrar a todos de un porrazo si nada importa, sino, hay que seguir quejándonos de porque perdemos nuevos amigos, es común en los ancianos que te pregunten más de dos veces cualquier interrogante y siendo yo no muy viejo, sufro de esto y no es amnesia , sino, descuido, una distracción contante de las cosas. Que sea efímero.

Ica, Julio 2014

1 de mayo de 2014

Rof “El escritor porcino”

Esto en realidad pasó, es en serio, es diferente a cualquier historia y no hay algún modo de que esta historia no sea contado al revés, sería un delito comenzar del inicio y terminar en el fin, fin que merece la apertura, la inauguración, el champan roto sobre una hoja de papel blanco con letras en arial y algunas lágrimas perdidas entre la descomposición de los cadáveres de cada alfabeto que componen esta barbarie. Lo bueno es que al final; ella muere, asfixiada por él y él no muere junto a ella porque él fue el asesino y hay lógica, no podrían morir ambos juntos, no hay posibilidad; pero en algún momento él tuvo que morir y murió ayer por la mañana, fue una gran pérdida, un gran hombre que tampoco merecía vivir, pero ella murió primero y es lo que cuenta.

No es que Laura no fuera la mujer perfecta que cualquier hombre en su desdicha y calentura no pudiera desear, es que también pudo ser el repudio sangrante que cualquier hombre en su desdicha y calentura quisiera asesinar, Rof lo hizo, porque ella era perfecta y lo perfecto merece ser detenido en algún punto del viaje, antes que en su curso tropiece con algún obstáculo y se podría echar todo a perder.

Está lloviendo como en las películas y la toma de la cámara apunta a los labios dormidos de Laura, pálida, boca semiabierta y se nota sus dientes blancos, como las de un conejo encantador, ojos marrones sin muchas cejas. Pudo tener las cejas más horribles del mundo pero tuvo el corazón más fino que cualquier terciopelo de algún palacio virreinal. Sigue lloviendo y sigue siendo de noche, está tirada el cadáver de Laura en un jardín llenas de espigas de trigo y Rof al lado, cavando con una pala larga una fosa para enterrarla, sigue lloviendo y las hojas largas del trigo; dan un murmullo de suspenso, mientras los lentes de Rof; manchada de lodo en el morro de tierra que sale de la fosa, está cansado, de hecho es cansado hacer una fosa para enterrar a una princesa de un metro setenta y seis.

El reloj marca las ocho de la mañana, pero es a medianoche, en una casa alejada ubicada al norte de ciudad La Granja, que ¿dónde queda? no lo sé, pero existe, lo cierto es que Rof antes de conocer a Laura, ya había escrito tres novelas sobre mujeres que se enamoran de animales, y viajo hasta ese lugar para escribir su cuarta novela junto a un criadero de cerdos. Tiene la manía de jugar con el horario y el minutero del reloj; para confundirse y perderse en las horas del día, si está loco, pero es un buen hombre, por eso su reloj marcan las ocho de la mañana a medianoche y no fue poco, enterrará a la zorra de su novia.

Sigue lloviendo sin truenos ni relámpagos, aunque sería de película si ocurrieran esos fenómenos. Apenas se metió el sol al crepúsculo; y empezó la garua a caer como cae el telar de un teatro anunciado el final cortante, y así fue. Rof y Laura llevan no poco más de doce meses en la casa vieja y alejada, ambos tenían más de veinticinco y se hicieron amigos de Kim y Cristian y otros amigos que Vivian con ellos, otros amigos como Beto, Samir, Doni y muchos otros más, de hecho todos esos amigos vivían en el criadero de cerdos, de hecho todos ellos eran cerdos, cerdos con nombres humanos, pero no importa, solo Kim y Cristian serían los cerdo-protagonistas de esta historia de chanchos y humanos.

Eran chanchos que rechinaban a cada mañana en vez que la opera desafinada de algún gallo diera la bienvenida, la mañana en chillidos era el lujoso despertador que se apagaba solo con

comida, ¡ya sabes! cubetas viejas llenas de comida fermentada, y un aura de moscas chirriantes, después muchos revuelcos en el pantano, muchos, donde Rof y Laura también jugaban como cerdos.

Un poco antes de esa noche; a la tarde; Rof tomaba un café parado en la ventana de la casa alejada, y vio algo extraño a lo lejos entre el campo verde, dejo el café en junto al velador, se puso su bata negra y bajó para ver que ocurría, era como si algo se movía moviendo el rastrojo de trigo, algo que no había ocurrido desde que habían llegado allí, se movía como si un león agarrase del cogote a uno de los cerdos, o más bien como si Laura tuviera sexo con Cristian el cerdo del criadero y si, ¡Laura estaba teniendo sexo con un cerdo! suena tan imposible, es como ver a un elefante teniendo roce sexual con un ñandú o tu perro pastor alemán en encuentro casual con una serpiente.

¿Ahora ya sabes porque tuvo que morir Laura?, por infidelidad. Apenas Rof dio el último parpadeo para ver a su novia gimiendo y gozando del sexo sangriento que estaba disfrutando; el abrió los ojos como si se les estuviese saliendo y sus venas no soportaban el espesor de su hirviente sangre en el cuerpo incontrolable, fue heroico, de inmediato él se acercó y tapo la boca, la nariz de Laura hasta que se detenga el corazón y muera por asfixia, mientras miraba las partes íntimas sangrientas de ambos amantes, mientras ella daba a luz a sus ovarios destruidos y molidos, Cristian el chancho y la espuma en su boca y el pene en movimiento como resorte en sacacorchos mutilando por su parte intima a la mujer perfecta que cualquier hombre en su desdicha y calentura pudiera desear.

Hacia los primeros meses del novelista Rof y Laura en su aventura del cuarto proyecto más intenso sobre novelas extrañas, el gusto por los porcinos; no hicieron de esperarse, la bella dama, novia del joven de las letras, se enamoró de Cristian el cerdo más inteligente del cebador en la casa antigua, al norte de ciudad La Granja, las astucias humanizadas de Cristian hicieron que él se convierta en un sol intenso y Laura en el girasol radiante. Rof besó a una cerda llamada Kim, según escritor; para conocer el sentimiento que sería de ayuda vital para su entrega novelística a la cual titularía “Suspiros de fango”, fantasías que cualquier humano anormal pudiera sembrar en el fondo de su alma inquieta, curiosidad promiscua de algunos sueños de siestas en coma o desvelo, imágenes de rollo de alguna cámara antigua y fotogramas del amor más fresco que una flor recién cortada.

Rof ya votó el cuerpo mojado de su amada sobre la fosa y ella da un parpado queriendo vivir y él da el primer palado de tierra en el cuerpo blando sobre la fosa y ahora sí; ha comenzado los truenos y ha redoblado en suspenso las hojas delgadas del trigo y las espigas moviéndose con el viento, como madres moviendo sus manos dando el adiós a sus hijos soldados mientras marchan sin saber su regreso, ¿debiera morir enterrada viva Laura?, si, si, si ¡sí!, y mucho más; los cerdos Kim y Cristian también debería morir. Así el novelista cogió el hoz que guardaba en ático de la casa antigua, camino con los zapatos mojados por el pasillo hacia afuera de la casa, se dirigió al criadero de cerdos, con la saliva fría en la boca y temblando con el iris en sus ojos quietos, entro al dormitorio porcino y asesinó a Cristian el amante de su novia, y a Kim, la cerda a quien besó y era también: su cerda amada, la cerda a quien también amó a escondidas como el pecado más imprudente del autor impregnado en su propia novela.

Lo bueno es que Laura murió y Rof murió ayer por la mañana, de hecho destruyó su cuarta entrega “Suspiros de fango” y no le dio un final, solo tomó un champan con antibióticos viejos del botiquín, se quedó a mitad del final y lloró mientras moría, porque mató a sus amores, fue un gran hombre. Laura y Rof, ambos se conocieron en una librería, cuando ella compraba la

segunda novela de Rof, Rof: el escritor novelista perdido, perturbado, ganador de premios y lunático, Laura: ella anormal, zoofílica, amante enamoradiza y obsesiva de animales, y de escritores novelistas perdidos, perturbados, ganadores de premios y lunáticos, como Rof. ¿Ahora saben porque se enamoraron?, porque eran perfectos y lo perfecto debe morir, antes que el transcurso algo lo arruine y lo eche todo a perder.

8 de abril de 2014

Conspiración lisiada

Cuando me fui de viaje en vacaciones, los días me parecieron largos y trivialmente cansados, una larga batalla pomposa durante el día y mi cama a caras de la noche era mi última morada, sentía haber desgastado todas mis calorías, totalmente refregado y lo único que podía recobrar y cargar mis baterías era dormir.

De hecho antes del viaje, mi rutina también era condecoroso, a pesar de mi poca y habitual labor durante el día, apenas caminaba a hacia la universidad, hacia algunos trabajos de algunos cursos y era lo de menos, pasaba escribiendo como parte de mi obsesión y a pesar de ese pequeño desgaste minucioso, solía dormir seducido por el cansancio.

Ahora que comienza nuevo ciclo en la carrera y por fin ha terminado las vacaciones calurosas y ha invadido el frio entrañable a mi habitación, no logro conseguir completar mi sueño ansiado como ocurría antes, apenas duermo tres a cuatro horas y despierto de la nada con el estómago caliente, queriendo salir a caminar o hacer algo, mi estado de ánimo se ha vuelto menos vulnerable, más tranquilo y con bastante paciencia, total, duermo menos que antes y me está empezando a preocupar este cambio.

Ella dice que debo seguir escribiendo y no es necesario que me lo recuerde, escribir es mi necesidad instintiva, necesito hacerlo siempre y lo hago sin pensarlo, sin darme cuenta lo estoy haciendo y no tengo asperger, pero ella insiste y me recomienda que salga hacer ejercicios como salir a correr por las mañanas con los auriculares o practicar abdominales, y lo prometo, prometo siempre que lo are, pero no logro hacerlo finalmente y no sé porque, no me ansia ni llama la suficiente atención, será por eso.

Quizá sea hora ya de emprender la aventura de escribir un libro con una novela y me parece desafiante, pero mi cobardía siempre prevalece como un tumor que sale en medio de una alergia inexplicable, siento que todavía no es hora, no estoy suficientemente listo para realizarlo.

Es como un adolescente que quiere experimentar el sentimiento de tener sexo y se siente desarmado, siente que lo puede hacer pero hay algo que le impide, necesita preservativos y alguien que le preste un cuerpo femenino para que le preste ayuda, también necesita un lugar y una inspiración como lo es el amor y yo que debo hacer un libro tengo las mismas complicaciones, o es como la encrucijada de pensar en qué momento debemos construir una familia, una esposa y un hijo, siento que escribir un libro con una novela es como engendrar un hijo y esta complot independiente que sale de mi me está dejando atormentado.

Ahora que el sueño me ha dejado porcentualmente bajo, empiezo a pensar que puede que sea la señal clamorosa que me avisa que la hora a llegado y sí, tengo lo necesario, todo lo necesario para comenzar a escribir una novela, pero tengo una papaya en la garganta que no quiere parir y no sé cómo se llama, no tiene nombre.

Ella dice que no debería pasarme la vida relatando pequeñas historias y artículos autodestructivos y yo no sé cómo explícale que esa actividad me hace sentir gozosamente bien, entonces me pongo a pensar a las seis de la mañana cuando despierto ahora, que los estoy pensando y atinaré mi problema y comenzare a engendrar mi libro, y dicho sea de paso no es novedad hacer un libro para el mundo, como tampoco no es novedad tener un hijo para el mundo, en fin es un habitante más y el libro es uno más en la biblioteca o en la mochila de viaje, además está en extinción el hábito de lectura, y si fuera por eso, no me resignaría a

escribir una novela sabiendo que solo la leerán mis escasos amigos, lo hago porque siento en mi espíritu irracional que es una de mis necesidades, quiero tener un hijo, un libro, ese instinto paternal, tan natural, pero según yo ahora, no estoy listo, lo estaré.

Pero me está preocupando el don que me está dejando, ese don de dormir tan bien, tan sumisamente sobre mi cama y despertar llena de lagañas a mediodía bocabajo deseando un baño de ducha y el almuerzo, pero ahora en estas últimas semanas apenas puedo pegar los ojos, misérrimas horas como si fuera un castigo del supremo, con sueños confusos casi pesadillas que nace en mí, que dolor congeniar ahora con mi cama.

Y si aria una novela, de que se trataría, ella me pide una historia de amor y le digo buenísima idea mi amor, que aria sin ti y entre mi digo que estúpida idea, que cojudés tener que escribir una historia de amor como si fueran escasos, preferiría escribir una novela policiaca, de amores lisiados o mujeres despechadas, aunque lo estaba pensando y entre mi lista de ideas sobresalía una ninfómana sin freno y un rodaje en letras de la cinta perfecta.

No sé si pensar que tendría que escribir o pensar que hacer para conseguir el dormir como antes, como un romántico perezoso y cuando revuelco mi cuerpo en la cama quiero pedir auxilio, un s.o.s al aire, llamar a los psicólogos, doctores, bomberos, un cura, chaman, brujo, vidente, hipnotista, procurador psicológico o un veterinario, si un veterinaria estaría bien, para conseguir en su alquimia el sueño mas justiciero.

31 de marzo de 2014

A la jarra con mi esposa

Hace cuatro años murió mi esposa a causa de una sobredosis de éxtasis, pues murió feliz, cuando amaneció; la vi sonriente, fría y tiesa con el frasquito en la mano que siempre guardaba en el cajón de velador, sus ojos estaban abiertos, pensé que estaba bromeando que hasta le di un par da palmadas los senos para ver si reaccionaba y fue inútil había muerto.

Jimena mi hija que en ese entonces tenía diecisiete; vino desesperada a mi habitación porque di un grito femenino de temor y ella vino a rescatarme de su madre, que estaba fría como la carne porcina en el mercado. Pues, como murió risueña; considere que mi esposa es ahora mi inspiración, me siento orgulloso de ella por haber muerto muy sonriente con su puñado de pastillitas desparramada en su pecho, muy bien guapa ella. Esa mañana la ame tanto al verla carismática, pálida romántica, solo que estaba muerta.

Con el tiempo a corto plazo no tardamos en superarlo: Jimena lloro a mares en el crematorio, la consolé tantas veces le prometí nunca dejarla, que su padre—es decir yo—nunca la dejaría desamparada, aunque meses después me confesó que solo había llorado por compromiso y para quedar bien ante nuestra familia refrigerada, realmente no le afecto la muerte de su madre, quizá coincidamos ella y yo en esto, porque se había convertido en un maniática a las pastillas de colores y lo único que faltaba era esperar su muerte.

Ahora yo quiero morir así, Jimena también y no veo nada defectuoso o algo inhumano, sin duda es la mejor manera de morir, la eutanasia perfecta, hasta hemos pensado morir ya de una vez, pero no podemos porque debemos la renta del departamento—por deudas—y no somos malagradecidos, además que aun somos jóvenes y debemos vivir un tanto más.

Jimena tiene tres novios y es muy adicta al sexo, la primera vez que le enseñé a comprar y a usar preservativos; se ha sumado a mi lista mensual tal necesidad, le compro cajas de condones y píldoras de prevención, aunque este último le he aconsejado no consumirlo en demasía, mi amigo que es un doctor dijo que no podía tomar muchas, yo no sé exactamente porque, pero si el doctor dijo entonces le digo lo mismo. A veces olvida tomarlas por venir ebria en las madrugadas, pero yo soy su padre y me encargo de ella, de hecho ella quiere morir extasiada, yo también quiero morir extasiado.

Jimena es una buena muchacha, no le gusta estudiar porque como muchas personas en el mundo dicen que: El estudio no es para ellos, y Jimena también lo dice y tiene mucha razón, estudiar no le hace persona, así está muy bien, pero algo debe llamarle la atención, aun no sé qué le gusta, en eso ando ahora, una vez intentó con la música y no funcionó.

Una vez le recomendé que fuera actriz porno, porque ella tiene los dotes como requisito principal y no necesita cirugías en su figura, porque bubis le sobran y que decir de su trasero, tiene el trasero perfecto igual que su madre, el poto perfecto, redondos y voluminosos, sin duda un gran talento, pero ella descartó esta posibilidad porque no le gustaba tener sexo con personas que ella no quiere, por eso tiene tres novios y los tres son guapos, aunque soy su cómplice a veces le digo que está mal que este con tres a la vez, pero ella es más inteligente que yo, yo me siento mínimo sin más palabas a recalcar, se parece a su madre que basta de unas cuantas frases para dejarme desarmado y yo darle la razón y como si fuera poco comparto su idea, me parece eminente su propia ideología.

Sé que a veces me siento ser un mal padre y en muchas otras—que es casi siempre—me siento padre perfecto o mejor dicho no soy padre, sino de Jimena su fiel acompañante y me siento a

gusto con eso. Sé que debí algunas veces resondrarla y no lo hice porque lo veo irracional. Sé que no debí perdonarla por haber una vez llevado a la casa de empeño los restos de su madre que estaba en jarrón de la sala, empeño a su madre cremada por ochocientos dólares y me reí y nos reímos juntos, porque a mí nunca se me hubiese ocurrido empeñar a mi esposa y conseguir algo de dinero, de hecho hace meses lo empeñé para llevar a Jimena de paseo por el norte del Perú, pero lo vamos a recuperar, no lo tomamos a mal, queremos pensar que mi esposa también se sentía aburrida en la sala del departamento, por eso la mandamos de vacaciones a la casa de empeños.

Casi siempre suelo ser sentimental, un hombre con sentimientos femeninos y necesito a Jimena a mi lado para mimarme y hacerme sentir seguro de mis acciones cuando me va mal en el trabajo, si Jimena no fuera mi hija la haría mi esposa y sería la única con quien le seria infiel a mi difunta esposa su madre, pero estoy conforme tenerla tan cerca de mí, sé que en algún momento tendrá que irse a hacer su propia vida, entonces quizá sea el preciso momento donde tenga que suicidarme por sobredosis y amanecer sonriente con los ojos abiertos, mi frasco de pastillas y frio como carne de cerdo y feliz por haber muerto como mi difunta esposa, que la admiro demasiado por su valentía y su descaro de suicidarse a mi costado cuando dormíamos luego de hacer el amor aquella noche, pues ahora no tengo nada que hacer en la vida, solo cuidar a Jimena porque se lo prometí en el crematorio de su madre, la cuidare, quizá ella muera también y yo también, mientras tanto seguiré siendo mal padre porque los buenos en el mundo abundan.

1 de febrero de 2014

El fallo de mi madre

Ya los periodistas en los canales de televisión estaban en pequeños cuadritos sobre la pantalla de la Tv, unos desde Arica, Lima, Santiago, Tacna y otros hasta desde la misma Holanda, yo despertando a duras penas y a luchar contra la prensa que atolondra y despierta una incontrolable impaciencia en casa.

Mi madre una neta nacionalista, está al tanto de todas las cosas a detalle que tenga algo que ver con Chile, ella nació para ser antichilena y si de morir se tratara; de seguro lo aria en una guerra con Chile. Yo no me la imagino en un enfrentamiento, con esos gestos gruñones y sus manos de furia aplastando a todo aquel que tenga que ver con Chile y en cierto modo no me opongo a su sano desasosiego, yo en lo personal no odio a los chilenos, supongo que hasta el momento no vi a uno en persona o no traté con un chileno o chilena y dudo que me caigan mal, no creo que sean tan malos como los imagina mi madre, supongo que esa sea la cuestión por el que ni me acuerdo de Chile.

Pero el problema grave que me irritó inevitablemente ayer fue el ansiado fallo de La Haya. El nacionalismo en mi casa es un oxigeno indesligable que no se puede expulsar ni a punta de ambientadores ni a chorros en fumigaciones, ese calor blanquirojo; ha hecho de mi casa un cuartel de cachacos patriotas y de hecho que sean patriotas no es problema, sino que: Hace años murió mi abuela, eso afectó a mi madre psicológicamente, con el paso de la edad no iba a soportar más emociones indeseables. Ella desde entonces debió ser tolerante a las cosas que no le causen daños sentimentales, pero el pasar del tiempo tuvo que sumar otro golpe más para intentar ajarla, mi padre murió, otra desgracia sentimental para mí y para ella, y no sé porque murió, si por accidente o enfermedad o por el nacionalismo de mi madre, lo dudo, lo dudo.

Ahí empieza mi dura batalla contra la prensa y en especial contra el diario La Razón y sus titulares díscolos, provocadores, turbulentos, a veces pienso que el director de ese medio es un tipo que se parece a mi madre, suerte que mi madre no tenga una editorial, de seguro armaría toda una colección de pasquines con alegatos para una próxima guerra con Chile.

Por mi madre aprendí sobre las guerras y batallas del Perú: La del dos de mayo, la guerra con España, la del Cenepa con Ecuador y la del año 79 con Chile, sobre todo con la de Chile, fue como una trauma intelectual, sé más de historia y sé todo de Chile que tenga que ver con el Perú y todo solo por mi madre. Ella no es fujimorista como los de La Razón—que por cierto no tienen nada de razón—ni de cualquier otro partido izquierdo ni derecho, es que no es política, es simplemente resumida en una palabra: “antichilena” y si el término “chileno” fuera una raza, sin duda ella se declararía racistas, que a dios gracias no lo es.

Los partidos de futbol se convierten en su pequeño juego de guerra donde la pelota son las armas letales y los goles las victorias, ¿Pero qué victorias podríamos contar nosotros?, si el Perú ganara los partidos de futbol; yo estaría feliz hasta por los codos y de seguro toda mi familia chiflada también lo estaría, ella estaría entretenida con esas victorias peruanas en la cancha y de seguro mejoraría sus salud psicológica, ya no sufriría de la presión alta, a lo mejor sanaría con el tiempo y dejaríamos de contratar a su psiquiatra personal, ahorraríamos los gastos con las pastillas Alprazolam y las otras pastillas verdes y redondas que se toma a diario de un frasco—que no se ni como se llaman por mi fobia maniaca a los medicamentos—de seguro todo sería tan diferente, solo si los futboleros peruanos le ganarían a los chilenos, sería una victoria sana.

Todos los días me cae la responsabilidad de tener que cuidar y que nada infiltrado chileno llegue a manos de mi madre, nada, como los productos de Tottus, Saga, Inkafarma y todo lo que tenga que ver con Chile. Es una dura tarea batallar con el señor que vende periódicos en el vecindario, que a veces por querer vender lanza un ejemplar de La Razón por la ventana de la casa y cae justo en la habitación de mi madre y todo empezó de con la huida de Fujimori del Perú a finales los 90’s y su retorno a Chile, ¡chinito a Chile tenías que volver!, ¡porqué chinito!, luego todo el caso del pedido de la extradición y el traslado del chino a las fronteras, luego a las celdas peruanas, desde entonces el pasquín de La Razón netamente fujimorista emprendió su inclinación resentida, rencorosa y quejosa contra Chile, todo porque Chile entregó a Fujimori y ahora escribe cartitas desde la prisión, ¿Tenía que suceder eso?.

Desde entonces mi madre obsesivamente se esgrimió a este panfleto, porque los titulares se llenaban de términos como: ‘Armas letales’, ‘misiles’, ‘embajadores’, ‘cancilleres’, ‘generales’, ‘amenazas’, ‘fuerzas armadas’, etcétera, etcétera, son ahora parte del léxico y vocabulario de mi madre tan antichilena.

Hoy tuve que despertar a crudas horas y eso que es vacaciones, para cuidarla de la prensa nacional y toda su transmisión desde la Corte Internacional de Justicia de la Haya, esto desde el 2008 y los alegatos peruanos y chilenos, fue como una fiebre a lloviznas que caía del cielo y era imposible tener que engañar a mi madre cada año y hasta ahora y decirle que: “No pasa nada madre, ahora sí ganaremos el próximo clásico Perú-Chile en algún partido aunque sea amistoso”, pero no pude, ella sabía la existencia de La Haya y un fallo de la controversia marítima, eso era mucho más importante ahora para ella, que el partido de futbol de los futbolistas fracasados del Perú o que cualquier otra cosa, no le importaba ni sus pastillas ni su presión alta.

La haya se había convertido en una esperanza de alivio. Si el fallo era a nuestro favor, era un suspiro o una tregua a su larga batalla. De todo esto; me contagió su angustia de esperar a La Haya y su resolución decisiva, yo también la estuve esperando con angustia, quería que gane el Perú y que pierda Chile, no por mí, por mi madre y su fulgor y su aura nacionalista. Por eso ayer a las nueve de la mañana tuve que desayunar temprano con el desvelo de la noche anterior, sentarme con ella a ver cualquier canal que transmita el fallo del Juez Peter Tomka y yo tenía que traducirle en buen cristiano a mi madre toda la sentencia emitida, siempre precavida de no sobrepasarme en algún aspecto, de alguna manera tenía que decirle que el Perú estaba ganando en todo momento y siempre tratándo de calmarla en algunas frases que decía que el chile tenía la razón en su alegato. ¡¡Chile no tenía que tener la razón!, de ninguna manera!, esa frase podría matarla a mi madre, no lo permitiría, hasta que finalmente ni yo misma logre entender la fase final del fallo, no sabía si habíamos ganado o perdido y ella que me preguntaba con esas manías antichilenas, “¡Dime que ganamos!, ¡dime que perdió Chile!, ¡Chile perdió ¿NO?!, ¡contesta!”.

Rápidamente abrí internet consulte rápidamente en Google y ahí se acaba todo: habíamos ganado de alguna manera, no me importa las líneas equidistantes, los hitos de la frontera, triángulos externos ni las doscientas millas, un carajo todo, habíamos ganado aunque sea un gramo de mar más para el Perú que para Chile. Era una victoria y mi madre sonrió, sonrisa que desde hace mucho tiempo no lo tenía, no habían sonreído tanto así con ese regocijo patriota que casi canta el himno nacional, ese era un suspiro para mí y en todo momento cuidando la emoción que podría subirle la presión de tanta alegría, tuve que graduar la información diciéndole cosas como: No logramos recuperar las doscientas millas, solo las ochenta y si veía que sus ojos se

aturdían entonces tenía que decirles que miles de peruanos estaban cantando el himno nacional del Perú en la plaza San Martin y eso felizmente la tranquilizaba.

En fin, fue un largo día, un hecho histórico para mi madre y un hecho tranquilizante para mí y el trauma patriota que se heredó en casa. Más tarde tuve que descansar, y ya más tarde mi madre volvía a empezar con sus nuevos alegatos antichilenos: “¡Oye ¿cómo es eso que los chilenos se quedaron con la anchoveta y nosotros con los tiburones a?!”. Hay madre, madre hay madre.

18 de enero de 2014

La maldición de Nerid

El evento fue un rotundo éxito, más de diez mil chicos apiñados en la pista de baile, todos pegaditos, no había espacio para más. Entre la apretujada masa humana no podía entrar ni siquiera una aguja. Era el evento más rotundo de toda la historia de mi zona, la fiesta de primavera fue inolvidable, las personas que entraron con la cara degollada y soñolienta salieron al final a las seis de la mañana todos atónitos, satisfechos, sudando y muy contentados después del orgasmo del que fueron parte esa noche.

Que más podría yo pedir, todo salió demasiado bien, más de lo imprevisto, las entradas al local era de ocho soles al principio, luego la cambiamos a diez en el trascurso, pareciera esa noche que a las personas les importaba poco pagar diez soles para entrar en el concierto, el dinero no tenía valor para ellos. Los tragos y las cervezas en la barra dejaron el valor habitual y se les duplicó de precio, confirmado, la gente estaba extasiada, teníamos que sacarle hasta los últimos sencillos y así fue.

El Dj que solía hacer las mezclas musicales hasta las dos de la mañana, esa noche no descansó hasta finalizar la fiesta, las personas entraron amargados y salieron bailando tarareando algunas canciones del concierto, bailando con los tacos rotos y abrigos en la mano, bailando hasta la esquina. Que más podría yo pedir, los organizadores y toda la empresa se quedaron también sorprendidos, de hechos los créditos tuve que ganármelas yo, como: El impulsador profesional, el estratega de marketing y publicidad, trabaje de día y de noche para ver mis resultados y si, vi mis resultados en que más del ochenta por ciento del público asistente salió en estado de ebriedad, borrachos, con las zapatillas mojadas.

Era un éxitos, la barra quedó saqueada, no sobraba ni un trago, ni cerveza, ni gaseosa o agua y los pisos estaban hecho mierda, una laguna de líquido, no sé si fue la cerveza derramada u orine, pero logre que el piso sea la más sucia de toda la historia, repito, fue un éxito.

Al expulsar a toda la masa divertidiza del local, que si no simulábamos un accidente con el equipo de sonido y el fluido, jamás se iban a marchar, después todo, no dormimos ni un segundo y no era lo que deseábamos en ese instante sino contar los fajos y fajos de billetes y los kilos y kilos de monedas que logramos recaudar. Eran las nueve de la mañana y seguíamos contando el dinero final, hasta el momento ya habíamos sextuplicado las ganancias previstas.

No era éxito, era mucho más que eso, no había palabra para describirlo, de hecho los crédito me las gané yo, por mi gran trabajo y me pagaron lo justo, suficientemente como para vivir un año sin trabajar y vivir tranquilo viendo mis series americanas por cable, no sé, a lo mejor tomando algún trago fino con Adriana mi novia sobre un sofá, que más podría pedir yo, los dueños de otras empresas de eventos no dejaban de llamarme, que de hecho también Nerid el empresario dueño del local de esa noche ya me había adelantado para no tratar con otras organizadoras, fui el más fiel del mundo, apague el teléfono y no supe nada de comunicaciones.

Había alcanzado uno de mis sueños y lo estaba disfrutando y de tanta emoción Adriana y yo hicimos el amor en la piscina del hotel más lujoso de mi zona, no faltaba alguna pisca de coca y música de relax, fue tanto el sentimiento emocional que la embaracé y le dije que si hubiera más oportunidades de esta categoría; podría embarazarla muchas veces más. Al séptimo mes de mi año sabático; cuando Adriana estaba con la panza crecida; Nerid me llamó e hicimos otro evento muy similar al de esa noche.

Lo mismo, más de diez mil personas en la pista de baile compartiendo sudor y sales corporales, adrenalina hasta en los pelos, tuvimos que cambiar los ventiladores a esas que entran por

tubos cuadrados y suenan como máquinas de fábricas gigantes, las luces psicodélicas, cámaras inteligentes de humo y láseres con tecnología de punta, cortadoras, pantallas gigantes, etcétera y se repitió durante dos años los mismo eventos.

La empresa había ganado prestigio, los canales de televisión hacían sus reportes de espectáculo en nuestra pista de baile y mismo tiempo el local mejoraba en cuanto a su apariencia y el confort. No había más que decir, fue lo más espeluznante y conmovedor de mi vida, Lucia mi hija nació ocho meses después de hacer el amor con Adriana en la Piscina, hasta ese momento ya tenía más de dos años, nos compramos una casa en otra zona más alejada y silenciada porque empezábamos a tener una familia, tuvimos sirvientas muy amigables, gufy mi perro mascota y hasta un auto no tan moderno pero muy bello.

No lo podía creer, o no me tomaba el tiempo para saber si estoy creyendo o no, estaba pasando, era un hombre exitoso, solo me faltaba saco y corbata pero siempre mantuve mi perfil bajo, mi humildad, Nerid nunca me subió el pago, de hecho me contentaba con lo que me daba, no tuve ambición—aunque debí hacerlo— pero no era poco pedir lo que estaba pasando, hasta que:

Una mañana recibí la llamada de Nerid explicándome que la situación había cambiado, no podía trabajar más como impulsador del negocio, como estratega de promoción y marketing, pero ya eran como cuatro tres trabajando invictos de fracaso, los eventos se repetían con éxito, que más podría faltar, tres años trabajando, lo peor que me pudo decir el hijo de puta de Nerid es que contrató a otro en mi lugar, si, otro estratega para mi puesto bien renqueado, era todo mis esfuerzo para llegar a esa altura y ahora me dice simplemente que ¿A contratado a otro?, como si yo al saber eso me iba a festejar mirando mis series americanas, tomando algún trago fino o haciendo el amor en la piscina y embarazando a Adriana de tanta felicidad, pelotuda felicidad hijo de puta, me arrancó de lo más exclusivo y me hecha como a un empírico practicante universitario.

Me destituyo del puesto y sin previo aviso, como un asalto psicológico, no le importaba si moría de paro cardiaco o ataque emocional, fríamente me mató en lo literal, quedé desempleado, podía vivir como dos años o más haciendo magia con el dinero que había ahorrado y haciendo los gastos de la casa, el auto y las empleadas.

Pero pude haber perdido el puesto de impulsador y marketeador con el hijo de puta de Nerid pero no perdí mi categoría y fama de audaz eficiente o calculador exacto, estratega, llamé a las empresas de organizadoras de eventos las que me llamaban y no les respondía por ser el más fiel del mundo y como la maldición gitana de auras malignas; me cerraron las puertas, tres de las empresas; no quisieron contratarme, en pocas palabras era mierda mi curriculum y mi fama.

Adriana no sabía, no tenía que saber que estaba durmiendo con un desempleado, no podía darle la mala noticia, no podía quitarle sus gastos personales, eso no les gusta a las mujeres, de ninguna manera, preferible morir de hambre a cancelarme sus gastos de belleza y adquisiciones en los catálogos, ni hablar. Tenía previsto conseguir empleo en menos de tres días y ya había pasado dos meses.

Lucia mi hija ya tenía tres años, la veía tan feliz junto a su mamá y a las empleadas, que yo las empleaba, las contrataba y era yo el que no tenía empleo ni contrato, mi ex Jefe, es decir el hijo de puta de Nerid como lo sospechaba, fracasaba en sus eventos con el que

horripilantemente me reemplazó, era una vergüenza comparar sus resultados con los míos, las ganancias ni llegaban a duplicar.

A la semana pensé que Nerid el hijo de putita me iba a llamar justificando su brutal error y pidiéndome perdón para retomar el puesto y planificar el próximo evento, pero nada, nunca llamo, jamás me buscó, prefirió seguir fracasando con sus resultados de caída y yo el mejor impulsador de eventos estaba en la calle jugando billar en algún hueco, mientras Adriana mi esposa y Lucita mi bebé seguían disfrutando en casa.

Hace unos meses atrás logre hacer un cachuelo en otra zona promoviendo un evento de la cual me salió pésimo, solo me pagaron ochocientos soles, que lastima, sigo pensando que la maldición vino del lombriciento de Nerid y me cuesta poder decirle a Adriana que su esposo está desempleado y muy pronto corremos el riesgo de vivir pesimamente a comparación de la vida a la que nos habíamos acostumbrado.

No puedo hacerlo y no supe decirle nunca ni en indirectas, aunque alguna vez pensé en preguntarle que aria si no tendríamos una piscina en casa, pero me arrepentí, no le pregunte nada nunca, ni en broma porque yo tampoco podría vivir sin piscina en casa y no le diré nada hasta tener otro evento exitoso.

En este momento estoy en el auto escribiendo, es la media noche y fui al baño supuestamente, eso le dije a Adriana, ella y Lucia deben estar soñando fantasías, en serio las amo y quisiera que no despierten, que se queden allí o que mueran así antes que se enteren que no tengo un empleo.

Salí al baño porque antes de dormir Adriana siempre me hace preguntas como de detective, como si algo sospechara, como si ya lo supiera todo y sus inquietudes me atemoriza, me incomoda, intimida, conmociona y quiero a veces decírselo de una vez, pero me resisto, ¿cómo podría?, son dos cosas: O es que ella ya lo sabe todo ó es que yo de tanto pensar me hago creer que ella ya lo sabe. Tengo que fingir ser el esposo perfecto en estos días, el papá feliz, el hombre triunfador, exitoso, que más podría pedir yo ahora, un empleo, un puesto que defender con merito, inteligencia y audacia.

Fin, ya no quiero continuar trataré de dormir, ya habrá nuevas noticias, ojala fuera un sueño, sueño como en las películas, putas películas lo que nos hacen pensar, no todo es color de rosa. Adiós.
 
Todos los Derechos Reservados
2009 - 2016