26 de noviembre de 2013

¿Parejas imaginarias?

Me gustan las mujeres, pero a veces me gustan demasiado, a veces no me gustan o no me gusta nada, ni las mujeres, a veces yo me gusto, pero si fuera maricon en peruano u homosexual en intelectual o que suena más bonito gay en inglés, aria con mi vida lo que se me plazca, como todos lo hacen, así no sean necesariamente homosexual o lesbiana, en plural, todos somos dueños de nuestros cuerpos y si es tuyo, de tu propiedad, pues, puedes incluso suicidarte, en fin un muerto más al cementerio, un ataúd menos, un plato menos, de hecho hay mil hambrientos en el mundo.

Que importa, que importa ser macho, que importa ser amanerado, que importa ser marica, que importa ser lesbiana, que importa ser hipster, nerd o pastrulazo, tú a mí no me importas, sin embargo tú mismo si te importas y como tú si te importas, si tienes el derecho a elegir qué es lo bueno para ti, si elijes cocacola o inca o refresco de un sol o agua con pan e insecticida. Pero no elegiste donde nacer, donde vivir, que padres tener, pero sería una gran decepción saber que eres adoptado, aunque hay miles de casos, unos sufren, otros se siente bien, pero te pregunto: ¿qué pasaría si con el pasar del tiempo mientras vas teniendo uso de razón, te das cuenta que tus padres son gays o dos resentidas lesbianas?

De hecho la homosexualidad ocupa el diez por ciento de población en el mundo, es decir que de cada cien personas, la décima parte es maricon u homosexual o gay, por lo menos hasta el fin del mundo la cantidad de homosexuales podrían alcanzar la cifra de treinta por ciento. Pero la mayoría siempre serán personas comunes y corrientes, varón que tiene fuerza, que le gustan las mujeres y mujeres que les gusta hombres, hombres guapos, agarrados, encajonados y bien despachados. Claro.

Si hoy nacieras en un orfanato, mañana más tarde se aprobaría la ley de techito o hablando intelectual, la ley de unión civil, que no es otra cosa que el frustrado matrimonio gay y pasado más tarde fueras adoptado por una pareja de gays, de hecho tú feliz, eres un bebé, una niña, un niño, no entiendes, además necesitan expulsar huérfanos del orfanato. Te venden o te regalan a una pareja gay y la pareja gay disfruta de ti, porque es un sueño hecho realidad, por fin los maricones tienen hijos y uno de ellos eres tú, seguro pensarías mientras les miras cuando se besan tus padres gay que es algo normal.

Pero cuando pase el tiempo, cuando por fin tengas algo de uso de razón, te darías cuenta que en tu barrio todos tienen un papá y una mamá, y tú tienes dos mamás o dos papás o un papá y otro papá que intenta ser mamá, pero no le sale porque lo masculino se le nota desde la voz, hasta el pedo que suelta es masculino, ¿entonces pensarías ser gay también? o pensarías y sabrías gracias a la escuela, que para reproducirse se necesitan genes masculinos y femeninos y tus padres tienen dos genes masculinos o dos genes femeninos, entonces… ¿de dónde saliste tú?, te preguntas, preguntarías a tu profesor de biología y lo único que te diría, es que tus padres no son tus padres, eres adoptado, ellos son maricas que cumplieron sus sueños, su terquedad de adoptar un bebé y fuiste el elegido, es ahí donde reflexionarías si alguna vez hubieses deseado elegir que padres tener.

La ley de unión civil debería ser una ley regalada, que se casen los gays hasta por religioso, que se casen las lesbianas, las/los transexuales, que los experimentos humanos también se casen, animales con hombres que se casen una y otra vez si quieren, que también haya poligamia en el mundo, que los sacerdotes vayan a los prostíbulos o que también se casen, que también les inviten a salir del closed, que se reproduzcan todos con todos, ¿dónde está el problema?, el gobierno no tendría por

qué prohibirte, porque es tu cuerpo, es tu pelo, tu pierna, tus órganos, eres el dueño, propietario de ello. No creo que el gobierno tenga que controlarte el pene o tenga que controlarte cuantas veces te masturbas al día, es un derecho la vida, ¡ser libres carajo!, ¡carajo somos libres!, ¡grítalo! Pero, porque la obsesión de comprarse un bebé para simular una familia, porque adoptar niños que ni siquiera saben que es lo que les espera mañana, niños o niñas que si pudieran tener uso de razón elegirían si irse con una pareja de esposos heterosexuales con una pareja de homosexuales, pero lastimosamente no es así. Irían contra sus derechos.

Bueno, con la última campaña lazada por la encandilada Beto Ortiz y sus parejas imaginarias de los que mejor a él le hubiese gustado posar para esas fotos con sus dotes de señora histriónica, que lastima que solo tuvo que limitarse a hacer fotos con heterosexuales, que frustración. Para que hacer fotos con gays, si lo único que van a decir los peruanos es: “Maricones de mierda” “¡Maricones no!” “! Sidosos no!” “¡anómalos!” “¡qué asco!”, pero ¡no Beto!, para que con gays, hagamos que los heterosexuales, como el viejo de melcocha o el gastado de PPK hagan de este teatro una campaña pro matrixgay, que Alditus salga porque se asombraran, pero es una campaña, cualquier podría posar en la foto. No, Homosexuales no, porque serían insultados, ¿no?

No es necesario discutirlo, estoy a favor de la unión civil, la ley de techito, todos los anómalos como yo necesitamos también un techito que nos ampare, una ley de servicio civil o directamente dicho, matrimonio gay, ¿que impide? ¿La sociedad clasista?, ¿marginista?, ¿materialista? u homofobista. Que interesa, si yo fuera presidente; hasta les ofrecería que se corten las bananas gratis si les incomoda al caminar, aria cientos de sueños realidad, que hagan con sus vidas hasta lo imposible, quizá genere disminución de cifras de marginación contra la población minúscula de homosexuales, claro, con el tiempo podría volverse normal ser gay, lesbiana o trans, Pero recalco por última vez, no adopten niños, no compren bebés, no impongan esa potestad quizá indeseable. Si mis padres fueran Gays, yo sería orgulloso, pero no todos piensan igual que yo. Quizá adopten hijos homofóbicos, dime que pasaría, Punto aparte.

21 de noviembre de 2013

Señor barriga

Se te hace costumbre caminar con la barriga apretada, a mí se me hizo costumbre alguna vez, andaba como si retuviera el aire de la respiración y con ese ritmo en el abdomen; caminaba como si nada ocurriera. Tenía la barriga más plana que todos los sebosos que me rodean, yo era diferente a los que suelen cargar toda su grasa que rebasa por encima del pantalón, se les llena la barriga en el polo, estirándolo abruptamente y el polo que pide auxilio. No sé si haya sido un error mirar con ese desprecio a la gente que se distrae demasiado y cuando se da cuenta; la panza le ha deformado el cuerpo, pero lo cierto es que es a mí a quien ahora le empieza a rebasar la panza y no estoy distraído, estoy tranquilo, no hay alarma, supongo que es natural.

Digo natural, porque lo natural siempre fue invencible, la naturaleza es la verdadera y original imagen de las cosas que nos rodean, por ejemplo los truenos y los rayos siempre han existido y sobrepasan a los efectos especiales de las películas en cuanto al nivel de asombro que produce en nosotros. Es tan innatural tener trasero o tetas de silicona, como también es tan innatural tomarse un café sin café y es innatural o estúpido comer el chocolate blanco de sublime y es tan innatural tener que hacer ejercidos en un gimnasio para tener un cuerpo duro y de robot. Esos brazos toscos como troncos de manera y ese torso tan animal, creo que ya es de físico culturistas, no hagan muchos ejercicios, todo en exceso es dañino, eso es innatural.

Si es cierto, ahora que sigo escribiendo en mi viejo escritorio; sentado sobre una silla maso menos cómoda, me aprieta la cadera, es la correa. Tengo que aflojarlo un poco porque mucho estar sentado, leer porquerías y consumir información chatarra en el computador me ha engordado literalmente, bueno no engordado, me ha engrasado la parte delantera de mi cuerpo, que es mi panza. Siempre me he alimentado bien, no tengo problemas en ese aspecto, como como rico, a lo peruano, o es ese aspecto alimenticio es lo que me hace crecer esta barriga incontrolable.

Lo peor es que no puedo hacer abdominales, por lo mismo que no tengo abdomen sino grasa, eso está claro. De hecho siempre tenía una pequeña pancita que lo solucionaba reteniendo el aire de mi respiración, pero ahora no responde mi barriga, no quiere desaparecer con mi vieja técnica, es como si no pudieras mover alguno de tus dedos en la mano, no reacciona mi barriga, siento que es como una masa independiente de carne muerta pegada a mí, a mi cuerpo esbelto. Qué ironía.

Pero no me alarma, mis amigas—que son pocas—dicen alguna de ellas: que no creen que sea el cuerpo perfecto lo que ellas buscan, aseguran no querer a un hombre con un cuerpo escultural con grandes musculaturas, sino maso menos—como yo—ni tan esqueleto ni tan embutido como tú. La única vez que he tenido problema con mi cuerpo; es con Samira, una amiga que me invito a ver pornografía en mi propio computador, casi terminamos en-sexandonos, ya nos quitábamos las ropas y me dijo que yo era muy tierno mientras caímos sobre la cama, ‘eres lindo, tienes una piel muy suave’ balbuceaba y así seguimos, hasta que se retuvo, y no pasó nada al final. Deduzco que por mi

piel —supuestamente—tan suave, ella sentía que iba a tener sexo con una mujer, que vergüenza, pero en el peor de los casos no me causa impotencia, al final no tengo gustos por la pornografía, ni el sexo casual, pero si tengo instinto masculino de hecho, era imperdonable no tocarle el cuerpo.

Sé que cuando cumpla treinta o cuarenta o sobrepase esas edades; tendré mucha más barriga, mucha, me resigno a tener que cargar con este peso y en ese entonces tendré que estar en una típica silla de patio con diarios que leer o un escritorio donde escribir para refugiarme, con una cervezas a la mano, como si fuera un tipo abismalmente aburrido, un tipo que se gasta el tiempo hablando de sí mismo, lo peor es que quizá termine solo, muera solo y mis cenizas de incineración tengan que entrar en una vasija con mucha panza como yo, o mejor, terminaré en una lata de café descafeinado donde diga finalmente, ahí está el majestuoso y repudiable señor barriga. No se molesten en guardarme, ahórrense y échenme en el olvido.

Noviembre 2013

12 de noviembre de 2013

Tito el cartero

Se ve a un viejo cartero frente a su escritorio, en su casa, a la media noche, con su lámpara vieja de los años sesentas, se siente a gusto todavía porque en el vecindario todavía se envían cartas, pero las cartas son de las viejas chamuscadas que por suerte aún todavía viven y viven enviándose cartas de un lugar hacia otro. ¡Qué tal anomalía!, enviándose cartas escritas a puño y letra y con una firma al pie de página y ¿En plena actualidad?, cuando ahora se pueden enviar correos electrónicos, mensajes de texto, mensajes directos por whatsapp, o inbox en las redes sociales, pero las ancianas ya no están para eso, solo se limitan a tener que colocar su trasero en el escritorio y enviar sus chismes por escrito para sus amigas o familiares, al menos se distraen escribiendo sus estúpidas cartas y evitan molestar a los hijos y a los nietos que tienen otra vida más modernizada.

Pero carambas soy el narrador de este pequeño pasquín distractor, retomemos. Hablaba del cartero frente a sus escritorio, el viejo se siente decepcionado y a la vez apasionado con lo que hace, orgulloso de ser un vil cartero sobreviviente en estos tiempos y decepcionado porque confiesa lo siguiente: “Hoy lo he vuelto hacer, carajo porque es inevitable, me dejo llevar por la curiosidad que me inunda, soy un asqueroso cartero que abre las cartas antes de que estas lleguen a su destinatario. Entre las reglas de un cartero; esta la que un cartero no se debe abrir las cartas, eso jamás, ¡sobre tu tumba!, es el pecado mortal, pero lo majadero y lo más raro es que siendo un viejo de 68 años, yo, no me arrepiento. Yo, habiendo trabajado casi la mayor parte de mi vida como un fiel cartero, hoy me rebusco las cartas como un perro callejero que desordena el basurero de la esquina de la calle, y ocurre todas las noches en mi escritorio, me siento a leerlas, cada una de ellas y si no entiendo una parte de la carta, las vuelvo a leer”

¿Que podrían esconder las viejas entre sus cartas que deja perturbado al viejo cartero?, que por perdón del tiempo; también él aún sigue viviendo con sus 68 años, y vive como un asqueroso cartero que se fuma todas las cartas de sus usuarias ancianas, se las fuma como un mismo cocainómano fumando un porrito, su porrito son las cartas y se las come todita, lo peor es que las viejas reciben sus cartas sin ninguna sospecha, jamás sospecharían de Tito el Cartero, así le llaman todos, “Tito el cartero”, si, es como te lo imaginas, también tiene lentes como Jaimito el cartero, claro, como no va utilizar lentes, a su edad cualquiera, y claro, para poder ver mejor al momento de violar las cartas, viejo roñoso, y también maldigo a las viejas que también chismosean sus cosas nauseabundas, les debería dar vergüenza. ¡Viejas conchudas!, ¡ah! Perdón, me descontrolo, soy el narrador.

Continuemos… Decepcionado y vanidoso Tito el cartero empieza a recordar: “Tengo ya 68 años, no es poco, carambas como pasan los años, parece que fuera ayer cuando tuve 20” dice mirando sus manos, como quien dice, los cojones mis manos están arrugadas, ya debo morir. “Aún recuerdo: fue la noche del 21 de diciembre del 2003, fue cuando abrí mi primera carta, fue cuando empecé a pudrirme como cartero, ahí rompí mi lealtad, ahí debió terminar mi oficio gastado, oficio en peligro de extinción, ¡no!, ¡ya extinguido!, ya nadie en el mundo es cartero, soy el único cojudo que toma la bicicleta, con una cartera en mi hombro lleno de cartas y el que pedalea por los vecindarios como si fueran los años cincuentas, que vergüenza. No debí continuar, pero ¿cómo no continuar?, si recuerdo ese 21 de diciembre cuando me enteré que mi esposa, mi vieja esposa me era infiel con un ingeniero agroindustrial, gracias a la carta que viole, a no ser por esa carta jamás me hubiese enterado que mi esposa se daba de puta con el tal ingeniero. Si no abría la carta; ahora mi esposa estaría con vida, pero ahora ya no vive, tampoco me engaña, la envenené mientras le preparaba un café y murió como debió morir, como puta”.

Tito el cartero había asesinado su propia esposa lola, la lolita se le solía decir en el vecindario, pero por pasarse de vieja pendeja encontró la muerte en los brazos de su propio marido el “Gran Tito el cartero”. Nadie nunca se enteró que tito el cartero la había envenenado, lo único que se sabe es que dejó una testamento escrito, no por ella, sino por el mismo Tito el cartero, se sabía la letra de su esposa, así que lo planeo todo. Cuando llegó la policía de investigación; encontró a tito llorando encima de su esposa y la carta encima de la mesa bañada con un poco de lágrimas que tito le saco de sus ojos cuando Lolita agonizaba en el piso de su cocina, parte de la carta decía: «Esposo mío, hoy me marcho, hoy me marcho a la fuerza, quise morir junto a ti, viejos juntos, tomados de la mano, pero con esa ilusión en mente hoy me despido, porque no supe defender nuestro matrimonio, la infidelidad solo merece la muerte y muero por ti…», ¡estaba claro!, no había más que decir, la Lolita se había suicidado porque había engañado a su fiel marido, Tito llegó y la encontró tendida en el piso, luego salió a la calle gritando y pidiendo ayuda y fin se acabó la historio, Tito el cartero se salió con la suya.

Ahora dice tito el cartero: “No me arrepiento, a no ser por esa carta, ella estaría viva, y no lo soportaría ver vivir un segundo más y a mi lado, lo liberé, le ayude a morir, de hecho en el testamento me dejo todos sus bienes, que incluye sus ahorros en una caja municipal que suman unos cien mil dólares y unos bienes raíces en San Pedro. ¿A quién más podría dejarle toda su herencia?, ¿a sus hermanas?, ¿a sus tías?, ¿a sus hijos, hijas?, hijos, que hijos, ¡hijos los cojones!, jamás pudimos tener hijos, la puta de mi esposa era infértil, recién me pregunto ¿porque me casé con ella?, si sabía que nunca iba concebir hijos, algo que anhelaba ayer no más cuando tenía mis 25, pero tampoco fue mala ella, la ame mucho, éramos la pareja envidiable, todavía caminábamos de la mano por el vecindario a nuestra edad y todos nos miraban alucinados, asombrados, envidiados, quizá fue esos sentimientos los que me hicieron matarla”.

Yo que soy el narrador de este cuento, de este pasquín distractor, me he quedado pequeño ante las palabras de Tito el Cartero, pero ¡qué tal maña!, yo no asesinaría a mi esposa si me fuera infiel, no tengo los huevos suficientes, ¿o sí?, lo cierto es que Tito desde ese entonces, desde esa noche del 21 de diciembre del 2003, se fuma todas las cartas del vecindario, detrás de esas cartas hay muchos secretos, las viejas que respiran sin pagar; comparten sus chismes: Las peleas entre los vecinos, los ruidos que hacen sus vecinos cuando hacen el amor, lo espeso que son sus hijos, el doctor enfermo que les mete la mano entre sus partes íntimas cuando hacen su chequeo general, las infidelidades y muchas otras cosas de menos importancia, como algunos recuerdos del pasado, ¡tú sabes!, a las viejas y viejos les gusta recordar mucho, porque lo pasado siempre fue lo mejor.

“No sé si debo continuar, me confunde reflexionar, ¡no!, al contrario debo continuar leyendo todas estas cartas, hay demasiada historias entre ellas, lo peor es que es una adicción inevitable, no existe terapia alguna para evitar mi vicio, no hay una dosis que cure mi enfermedad o mi enfermiza manía, ya no sé quién es el culpable de toda esta mi desgracia, todas mis noches son las noches de un triste renegado, un solitario, un escamoteado, un cartero absurdo del siglo 21, pero, ¿porque malgastar mis lágrimas? ¿Porque invertir mis lágrimas en un resentimiento que lo único que me produce es pena o repudio? Seguiré con mi plan, siempre hay un plan, o quizá no. Soy cartero, quiero ser escritor, siempre he querido ser escritor, pero nunca he tenido inspiración, cuando era niño yo quería ser escritor, admiraba a grandes escritores, yo quería ser como ellos algún día, nunca me di oportunidad por falta de inspiración, ¡¡la maldita inspiración!! Con todas estas cartas podré escribir muchas cosas, hay demasiado material entre estas cartas y seré un gran escritor, aunque el tiempo se me está acabando”.

Tito el cartero asesino y frustrado de ilusión, quería ser un escritor, nunca se dio la oportunidad y abrir esa carta la noche de aquel 21 de diciembre del 2003; la matanza a su esposa; verla agonizar; leer todas las cartas de las viejas adulonas de la vida; le habían abierto nuevas puertas, nunca había tenido inspiración, pero ahora tiene inspiración, había decidido escribir sobre esas cartas violadas, de esas cartas fumadas. Pobre hombre, me ha empezado a dar a pena, pero más me da lástima y al parecer al igual que el plan de asesinar a su esposa de la manera más perspicaz e inteligente, también se iba salir con la suya, iba ser un gran escritor a pesar de su gastada edad, nunca tuvo ni pudo tener hijos, pero siendo escritor iba a escribir libros, iba a tener hijos, que es lo mismo.

Dice finalmente Tito: “Todo está listo, no me importa ser el incrédulo o el cartero violador de cartas, este es el prólogo de mi próximo libro, ¿es un buen comienzo no?, tengo 68 años, soy más viejo que tú estimado lector. Gracias por leerme, ¡ah! Una cosa, por cierto soy Tito el cartero y también soy narrador de este cuento, de este pasquín distractor”.

***Fin***

6 de noviembre de 2013

Él es mi pintor

Mi mamá me decía que le cuente sobre el chico con quien salía cuando tenía quince, pero es que los padre ¿Nunca van a entender que a esa edad nadie confía en sus papás? y peor aún si se trata de contarle que has tenido sexo por primera vez, ¿Qué le dirías?: Que ¿acabas de perder tu virginidad? y que te traigan agua bendita o mejor, no, que contraten mariachis para amenizar la fiesta. No es tan sencillo comenzar la vida de adolescente y la vida sexual, eres niña, angelical, tienes cachetes rojos cuando hablas con alguien que te atrae, acabas de bajar por las escaleras de la quinceañera, esos tacos, ese escote, tus senos que se hinchan cada vez más y los hombre que te miran ávidamente, sus ojos terminan en tus bubis o tu trasero, esos que te pretenden a cada momento y te sientes como el queso en la ventana, esos que te molestan y la atracción es impredecible. Soy mujer a mí me gustan los hombres y no significa que sea una ninfómana, solo que soy más tolerante, romántica, comprendo mi estado aunque se le llame inmadurez.

Leandro es mi enamorado, hace más de un año lo conocí en el baño de mujeres del supermercado, creo que se confundió de baño, pero le vi el pene de casualidad cuando meaba en uno de los inodoros, de hecho no es gay, es simpático y varonil, es caballeroso, cuando quiero fruta me trae fruta y cuando lo veo voy hacia él, como una abeja que va hacia una flor y eso basta. Mis padres no lo conocen y he tenido más relaciones sexuales que todos los besos que nos hemos dado con Leandro, es que lo amo, nunca le he negado a entregarme a él cuando me ha dicho para ir a un hospedaje caro o barato por temor a que me deje sola, al fin y al cabo lo amo, estoy convencida que es amor definitivamente. Sé que Leandro tiene problemas con las drogas, se pasa fumando y robándole a la gente, hace locuras apocalípticas, solo anda en las noches, tiene malas amistades, pero conmigo es diferente. Solo una vez me lastimó, pero le comprendo, es un hombre tan pueril, se le pasó la mano, desde entonces suele cambiar, también me ha engañado con una mujer mayor pero no fue su culpa, la mujer esa era experimentada, una seductora, pero eso fue ya en el pasado, se olvida todo cuando está a mi lado, yo soy su debilidad, soy su encantadora mujercilla que suele jugar al amor, él es mi guardián y jugamos ambos a cuidarnos.

No necesito que mis padres sepan que ando con él, él es mí mayor por seis años, de seguro tratarían de alejarme o en el peor de los casos aislarme de todas las formas, ¿Qué sería de mi sin verlo, sin sus besos, sin su ternura inacabable?, no me gusta para nada la idea de contarles a mis papás, que me dirían, que ¿soy una decepción?, ¿una niña que ha tenido más sexo que ellos desde contrajeron matrimonio?, también existe un gran temor en mí, que me aria si un día les digo que estoy embarazada, que de hecho no lo estoy ahora porque me cuido perfectamente y se protegerme, siempre tomo pastillas del día siguiente, Sandro no se protege con preservativo porque no tiene dinero para comprarlo, pero no es problema que nos atañe a los dos, nos amamos demasiado, yo lo comprendo y lo disfrutamos. Es tan único cada instante, es irrepetible los pasajes que se tejieron durante mi tiempo con él, momentos que se tejen ahora y los que han de tejerse para siempre. Por eso no necesito a mis padres, prefiero a él.

A Leandro le gusta pintar y es muy talentoso, sé que será un gran pintor reconocido algún día, se pasa casi todos los días tratando de pintar algo, pero tiene más de cien pinturas sin terminar que están casi difusas y manchadas con óleo. Lo bueno es que siempre estoy a su lado para apoyar su locura y su arte difuso. También sé que no encuentra el mejor camino para poder caminar de la manera más fácil en esta vida, solo es un delincuente más que se busca y gana la vida de la manera más extrovertida y truhan que de lo normal o en feas palabras es una rata, pero es la rata que me hace feliz. Ya no importa agregar algo más a este relato, solo sé que

aunque se pase fumando marihuana como una chimenea todas las noches atrás del supermercado; aunque algunas veces se le pase la mano conmigo y me lastime, sé que lo hace sin pensarlo, le gana los instintos, o aunque que se resbale con alguna mujer mayor, yo lo entenderé, lo amo demasiado, sé que cambiará en algún momento, será el hombre más ideal de lo que es ahora, porque cuando estamos solos; siempre me habla de la vida que tendremos cuando por fin nos casemos, llegará ese momento y seremos felices para siempre, yo su pequeña traviesa y el mi pintor preferido, mi rockstar del lienzo, del óleo y las acuarelas.
 
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