22 de agosto de 2015

La chica maldita

Hace una semanas me di cuenta que mi exnovio va ser papá y me enteré por Facebook, había una foto de él con su novia apoyados a una baranda frente a una playa, sonriendo ambos y la foto estaba en la cuenta de ella, ósea ni la conozco, nunca la he visto y ni hablo con ninguno de los dos y Facebook me muestra la foto porque una amiga mía que me etiquetó, no sé si por ser sarcástica o tenía todas las ganas de humillarme frente a todos. Si sería la primera vez se me pasaría con el tiempo. El punto es que he tenido mucho novios, enamorados, parejas, maridos o como se defina y mágicamente todos se están convirtiendo en papás, o sea, el de la maldición soy yo, la salada, la maligna, la santería, la pócima radical que lo cambia todo, la frontera entre el no ser y ser papá.

No es que convertirse en padres de familia sea malo, pero porqué precisamente antes de ser papá se tienen que meter conmigo. Qué tengo en mi cuerpo, qué hay entre mis piernas no entiendo. Me llaman al teléfono para darme la noticia: “¿No sabes? tu exnovio va ser papá y créeme su novia no es nada bonita” y hasta ya estoy acostumbrada a recibir el mismo chisme siempre y lo único que me tranquiliza es que su novia no es nada bonita.

El colmo de todo es que la mayoría de ellos han vuelto a llamarme para salir como diciendo: “Oye nena ya tengo hijo, soy todo un papá, quiero ser ganador, un Hugh Hefner, mírame y seamos amantes” pero no pues cojudo, no, no, cómo voy a salir con un tipo que es papá y tiene que trabajar para los pañales o mantener a sus hijos, me estaría convirtiendo en la protagonista de esos cortometrajes feos y sobreactuados sobre la infidelidad, similares a los que hacen en las universidades cuando estudian comunicación. No quiero pues, al menos esos cortos me enseñan a no ser amante de nadie, es más, no sé si amante es la palabra. Amante es como que dos personas amándose el uno al otro y proviene del verbo amar. Amar no es tirar con otra, con otro y dejar a tu bebé llorando en casa mientras la cabeza de tu mujer está explotando de tanto no dormir y tener que soportar a una bola de carne que hace bulla en tus brazos.

Sin embargo hay algo en mí, muy al fondo de mí que me hace sentir culpable, quizá esté mal y necesite un psicólogo porque pienso que es mi culpa, ¿Soy la maldita no? A quién le gusta ser la maldita. Quien este conmigo y luego me termine; dos o tres meses después va ser papá. Si así diría el contrato seguro nadie seria pretendiente, me quedaría sola sin nadie. Con el tiempo esto se convierte en un trauma que tengo que conciliar y creer que no es así, que soy una chica normal como todos y el juego del orden cósmico del destino ha coincidido conmigo, es más, debería sentirme orgullosa y predecir a mi nuevo novio diciéndole: “No termines conmigo huevón vas a ser papá por mi culpa”.

Acepto que la primera vez, es decir, cuando tuve mi primer enamorado a los diecisiete me hizo sentir orgullosa, festejé con mis amigas que mi ex de dieciocho se haya convertido en papá, porque el pelotudo me engañaba con ella a la que embarazó. Era como una venganza, una victoria, una hazaña que queda marcada para toda su pestilente vida y me reía a carcajadas como una bruja preparando la pócima mortal, muy satírica. Pero: ¿Cómo algo que lo ves como un juego de niña adolescente un día te empieza a preocupar?

Porque han pasado los años, se sigue dando y es lo que me pasa, podría disfrutar una venganza por un rato pero ya no quiero, creo que ya estuvo bueno y esto me está haciendo llorar. ¿Ya basta no? A veces también siento que me entra la envidia, veo la panzota de su novia y pienso que pude ser yo el de la panzota posando para la foto apoyada a una baranda con mi novio frente a una playa y me entra la angustia, la preocupación, el agobio y pienso que nunca tendré hijos, nunca tendré un novio para casarme y siempre va ser así. Estoy destinada a convertir a todos los varones en padres. Finalmente me estoy acostumbrando, ¿Qué más podría hacer no? aparte de recibir noticias paternales cada temporada.

No se lo digo a nadie porque ya lo saben, es como cuando a alguien se le muere el esposo y es viuda para siempre, siempre le van a dar el pésame, siempre le van a mirar diciéndola “mira pobrecita se ha quedado sola” y cuando tira con otro se convierte en zorra, ¡hay sí! todos le echan tierra, todos hablan pestes y ocurre conmigo cuando me dicen, “mírenla pobrecita su ex es papá, igual que su ex antes de ese ex y así sucesivamente”. Que mente tan inútil e irracional, a veces me entra la cólera y quiero hacerles tragar la basura que sale de sus bocas, devolverles el vómito.

Un día voy a tomar el vuelo un lunes por la mañana y voy a convertirlos en papás a todos sus hombres, uno por uno y también a todo aquel que se me cruce para que vean con quien se están metiendo y voy reírme como la bruja, no me importa si me dura para siempre la maldición, aunque algún momento tendré que recaer y pensar diciendo que lastima, pude ser yo.

17 de julio de 2015

Que chévere tu polo

Vivo en el tercer piso en una esquina de un barrio regularmente chévere. Hoy por la mañana mientras bajaba y salía hacia la calle; me encontré con una amiga que no veía hace tiempo y en serio bastante tiempo, como seis o siete años.

-¿Kenny?, escuché y no sé porque ¡maldición!, mi cuerpo se estremece cuando alguien pronuncia mi nombre por la calle.

Con ese temor volteo la mirada y era una chica.

-Hola, cómo estás- En serio siempre me pasa y maldigo a mi falta de capacidad de recordar a las personas. (No la recordaba)

-¿No me reconoces no?-me dice- Sonriendo y me descubrió. Solo sonreí también.

Eran como las 7:00Am, baje a comprar café, en serio suelo estar despierto toda la madrugada leyendo tuits y artículos en internet o novelas cortas. Estaba despeinado, más de lo que suelo estar, o sea inmirable, gordo y chino con ojeras de color chocolate.

-La verdad y por favor dame pistas para recordarte- le dije como bromeando.

-Soy yo pues huevon. Abigail ya no recuerdas a las amigas- me reclama también sonriendo- Abigail,Abigail,Abigail, corren en mi memoria y un segundo después la logro recordar.

-¡Qué es de tu vida!- Le digo emocionado. A Abi como la llamo, la conocí cuando estaba viajando en bus en las vacaciones que no tenía, porque aún no estaba en la universidad y nos tocó la misma pareja de asientos, no recuerdo los números de asientos, pero si recuerdo que antes de subir a ese bus quería que siempre me toque alguna persona paja para charlar en el viaje.

La verdad en todos los viajes que suelo hacer a mitad y fin de año, nunca me tocan personas así, la única era Abi que cuando me estaba poniendo los audífonos para oír mi playlist de viaje, me dijo:

-Te sentaste en mi asiento-

-¡Ha! Perdón- le dije rápidamente- Cambiándome de asiento hacia el pasillo-que por cierto odio los asientos de pasillo-Recuerdo que ese tiempo estaba obsesionado con la banda CCR y estaba con la impotencia de no poderme hacerme crecer el cabello, porque lo tengo desconfigurado, desordenado y color indefinido.

Me di cuenta que tenía el polo de CCR y viajaba hacia Arequipa, que chevere decía en mi mente. El punto es que no me resistí a decirle:

-Que chevere tu polo- y me miró como que extraña y era extraño. Al menos ahora es extraño que alguien desconocido venga y te diga: Que paja tu pantalón, tu polo, tus zapatos o me gusta un culo tu suéter y tu bufanda y tus guantes y tus calcetas.

-Lo decía… por el estampado, la banda, lo escucho bastante- Le dije un poco palteado.

-Ni sabía que era de un banda- me dijo extrañada mientras guardaba su pequeña maleta. Quedé palteado aún más, ni siquiera escuchaba rock. Lo bueno es que ella me retomó el habla después, cuando ya habíamos recorrido como veinte minutos de distancia.

-Hacia dónde vas- me dijo y no la escuche porque estaba con los audífonos, solo veía sus labios mover y me quite rápidamente.

-Hacia dónde vas- Repitió. Entonces empezamos a conversar bastante, sobre los lugares, las comidas, el bus, la gente, el amor, los amigos y otras cosas más.

Lo espectacular era que hicimos conexión inmediata y yo ya me había enamorado y la quería invitar a salir, pero me estaba olvidando que la acababa de conocer. Lo cierto es que fuimos muy buenos amigos desde entonces, habíamos coincidido en el viaje e íbamos al mismo lugar. Salimos en año nuevo del 2010 y luego seguimos hablando por Facebook por tiempo y luego desapareció, hasta hoy en la mañana cuando Kenny el ojeroso salió en busca de café para doparse un poco y no quedarse dormido.

-Yo debería preguntar que es de tu vida- me responde. Voy a saludarla con un abrazo.

-Entonces debería responder qué haces aquí en la puerta de la casa donde vivo-le digo sarcástico.

-¿Qué, vives aquí?

-Sí, desde hace como nueve meses.

- Yo vine de Lima, mi esposo trabaja aquí y vine a visitarle.

-¿Ya estás estás casada? La miro sorprendido.

- Y con hijo incluido- dice y nos reímos los dos.

- Cuanto has cambiado, imagino como debes estar mirándome: mira que gordo estás- le digo.

- ¿Los años no perdonan no?

- Tampoco le pedimos perdón ¿no? Le bromeo y nos quedamos conversando como media hora, poniéndonos al día de las cosas que pasaron. Me dejó su número porque se lo pedí e intercambiamos y yo sé que no la voy a llamar, no tendría sentido si estará en otro sitio, al menos un mensaje de texto, me digo a mí mismo, mientras anotaba en mi agenda del teléfono.

Parecía apurada y nos despedimos.

Me llamó bastante la atención, porque me he dado cuenta que las personas con las que he simpatizado más, han sido con las que poco me he visto y pienso y me pregunto que si conocernos y vernos más nos aleja más (Esa costumbre de aburrimiento presencial).

Me puse a pensar aún más de lo que sucede con este tema mientras tomaba el café, no sé, en por qué poco a poco dejamos desapercibido a las personas que tenemos cerca y extrañamos a los que están lejos, y cuando la tenemos cerca le hacemos fiesta de bienvenida y si no se van; pasan a la lista de menos importantes.

¿Entonces hay que alejarse un poco para empezar a extrañarnos? , me digo y me da mucho gusto siempre volver a ver a las personas después de tanto tiempo, es como si nos dijéramos: No nos separemos más, abracémonos y contémonos chistes. Pero concluyo que es la ley de la vitalidad social: Somos animales de costumbre y nos acostumbramos a no querernos más de tanto estar juntos. En serio no debería ser así.

Escuche una piedrita golpear la ventana de mi habitación, me asome para ver quién me estaba llamando desde afuera.

-Oye, ¿Tu no desayunas no?- Era Abi, había vuelto y nos fuimos a desayunar cualquier cosa.

(SoundTrack- CCR: Have You Ever Seen The Rain?)

10 de julio de 2015

Hay una chica en la ventana

En mi cabeza, muy adentro de él, suena forever Young, tan tierno y profundo y no puedo alcanzar a oír el ruido que hacen los pensamientos. Se disipa el mundo de afuera y sigo caminando, como si todo fuese un sueño que no despertaré, pero todo es posible. Subo peldaños al ritmo y presiento que ella lee esto, como si me mirase desde una ventana, pensando que el mundo tiene cosas así, como yo y deletreo la canción a duras penas y empiezo a flotar resistiendo el suspiro profundo que me puede despertar, no quiero, no quiero tranquilizar, quiero gravitar más y más para verla mejor, mientras seguro ella sigue pensando que el mundo tiene cosas así, pero sonríe, se quiere ir y no puede, o ya se ha ido pero la siento allí, en su ventana. Me encanta el momento, la ternura, el tiempo y el espacio que se forma con el ruido tan dulce, como si girase y girase sin sentir miedo, disfrutando de una pesadilla repentina y todo tiene sentido en diminuto, siento su frescura cerrando más los ojos, tomando aire y temblando, quiero acercarme a ella y ella sonríe pensando que el mundo tiene cosas así, como yo volando y volando imparable sonriente. No quiero espantos, ni idas ni regresos, quiero verla más cerca, que no se vaya de su ventana, hace tiempo nada me movía el alma y ahora el alma está afuera de mí y me invita a dar una danza cualquiera, forever Young o alguna melodía dulce, como si la música fuese tan triste y tan feliz a la vez y me nubla el contexto, con ella entre mí, como si flotáramos más y ella sigue sonriendo, como pensando que el mundo tiene cosas así, hombres delirando, y no puede irse y tiene que hacerlo, no ha bajado nunca de allí. Una vez lo hizo y pensó mejor sería no hacerlo y le digo con señales que el ambiente es diferente aquí afuera, si podemos volar juntos, si podemos hablar, si podemos reír y cantar juntos Forever Young aunque no sepamos cantar, pero solo me mira y sonríe como siempre tan distante, como si no entendiese nada de las charadas que le hago desde lejos y solo ve a un hombre escribiendo indeteniblemente, denigrando la angustia, acariciando el sueño, lidiando el delirio, pereciendo sutilmente y las trompetas dan la fuga de la melodía asendiendo las notas musicales, como diciendo “estas vivo pero bienvenido a la vida” y pienso que mañana volveré a verla, yo soñando y ella sonriendo en su ventana. Forever Young.

20 de junio de 2015

El zombi reflexivo

Desde hace ya dos semanas estoy entrando a la cama a las seis o siete de la mañana, me levando del sofá con la cara pálida, le vejiga hinchada, el cabello crecido; voy a sentarme en el inodoro helado de invierno, me enjuago un poco la boca y respiro hondo después de consumir durante toda la jornada nocturna una dosis de series en Netflix y dejo caer mi cuerpo sobre la cama como un bebé elefante.

Es un hecho que mis horas de rutina biológica es un desastre, a veces me duermo a las siete de la noche y despierto a las tres de la mañana y vuelvo a dormirme a las once de la mañana, hasta se me olvidan la fechas.

En la universidad nos han dado unas cortas vacaciones y creo que no me gusta, quiero ir a la universidad porque me hace sentir bien, soy un hombre ocupado yendo al campus, aunque sea por las puras, pero finalmente concluyo que es mejor ir a estudiar que ver series por internet sin tener horarios fijos.

Y eso que estoy en una entidad desarrollando practicas Preprofesionales, dónde antes de las vacaciones despidieron a mi jefa de área, me dejaron solo y cuando pregunté al gerente. ¿Y ahora quien será mi jefa?, tomó un café que parecía sangre de zombi en su escritorio y me dijo.

–Tú, tú serás tú jefe mientras no haya nadie en el reemplazo- y respondió al celular que empezó a timbrar con el rington de ‘No me mires pues’ de Anahi de Cárdenas. “Que chucha” dije entre mí absorto y salí de su oficina, me fui a la mía, me senté en el escritorio, en el asiento de llantitas malogradas.

Me acordé que estaba en una entidad pública, quizá ni siquiera yo pintaba, o ni pintaba mi jefa que la despidieron. Igual y nada cambiará, sin duda; saber un poco más que algunos de mi carrera, me ha ayudado a prevalecer, a tener consideraciones, un tanto de privilegio y sigo sintiéndome bien, cuando debería ser lo contrario.
Mi amigo Julius—por ejemplo—que estudia conmigo en el mismo salón está contento con sus prácticas Preprofesionales. Una vez a las cuatro del mañana preocupado me dijo.

–Me han dejado de tarea redactar notas, tengo que terminarlo y cada vez que le presento a Conchita mi jefa que es una mierda no le gusta y me manda hacerlo de nuevo.
–Y por qué le dices Conchita—le pregunto—deberías llamarla Consuelo que es como se llama.
–No, ella me dijo que le digan Conchita, díganme Conchita, díganme Conchita dice siempre.
–Por lo que veo son muy exigentes, ya ni tienes tiempo para los amigos, encima trabajas los sábados y domingos en otro lugar. Le digo.
–Pero estoy aprendiendo, no me gusta que me presionen y Conchita me presiona mucho y por obligación tengo hacerlo.
–Deberíamos denunciarlo al ministerio de promoción de empleo. El hecho que seas practicante y tengas la cara de huevon no significa que deberían explotarte y que encima no te paguen. Le aconsejo.
–Qué te pasa a mí me gusta mis prácticas. “Metete al orto tus prácticas” le digo en mi mente y sigo pensando. Ósea este huevon se da el lujo de darse de masoquista, no le pagan y la organización en la que practica es un rincón de orine que no pinta, no era para tanto así son las Ongs, miserables que ni pagan impuesto, no importa.

No debería quejarme, soy mi jefe ahora ¿no?, yo me mando, yo me ordeno, hay café, voy una hora a firmar y a veces ni voy. Los porteros y los guachimanes se han vuelto buenas amistades conmigo, siempre me saludan por mi nombre “Buenas tardes señor Kenny”. Encima los ancianos que son mis compañeros de oficina me aplauden cada vez que les enseño a manejar los softwars, a veces me suplican que vaya al día siguiente.
Solo sé que un día ni van a llamarme estos hijos de puta, la sobrestimación me va a consumir y voy quedarme solo y desempleado, yo solo contra el mundo, como siempre, por ahora no los necesito.

Todavía estoy pensando en irme a la Patagonia a vivir en un suburbio con internet. Mi madre siempre me dice: “Hijito cuando dejes de pensar en ser un hippie maloliente vas a estar maduro y eso tarde o temprano va a pasar”. Quizá tengan razón.

–Mamá dime que voy a estar bien—le digo siempre—porque lo que dicen las madres se cumple y si no me falta lo que tengo ahora, puedo vivir por cien años más, aunque con este desorden de desayunar al medio día y cenar a las dos de la madrugada, me va a matar y ni voy a llegar a vivir más de los cincuenta.
He subido mucho de peso durante abril y mayo, ahora siento que bajo cada vez más, en realidad no sé si me importa ser delgado o foca despavorida, llego como un muerto caminante la cama, me quedo dormido en silencio y cinco horas después en silencio vuelo a despertar.

15 de mayo de 2015

Decidiré después de lo decidido

Hoy no ha sido un día de los cotidianos que tuve en estos últimos años, quizá se haya marcado un hito imaginario entre lo que era y en lo que me voy metamorfoseando. Fueron las once con treinta y baje del edificio hacia la tienda cerca a comprar, fumar un cigarrillo y sentir el aire fresco del anhelado invierno, mientras miro como las personas viven e imagino como siempre; que es lo que pasa por sus cabezas ovaladas en forma de huevo en medio de cada momento, preguntándome si también pensarán lo mismo mirándome a mi pasando por estas calles de clase media. Supongo que la variedad de pensamientos sueltos tienen algún lugar para una mente común, somos comunes los humanos y todo el tiempo desde que me entro la idea de sentirme especial, un ser eminente, una piedra, un pucho o una máquina de hierro con alma única; había sido errado desde siempre, llegue a una esquina y vi a un perro meando en los adoquines y me sentí el más vil humano de toda la existencia vital.

Ante tanta barbaridad decir eres muy humano a las personas solía sonar como insulto, todos somos superiores la puta madre, menos tú, porque sigues respirando, todas las decisiones rugen por ti y todo el efecto persistente es también causa de tu accionar, Newton y la ley de la acción reacción. Mi cerebro no soportaba ver diez películas al día durante doce meses seguidos y las navidades que es la única fecha donde extraño a mis viejos y a mi familia; por la única razón: Que tengo el alma agnóstico de flojera y me parece una buena fecha porque son las únicas donde nos reunimos. Todo lo antes mencionado del párrafo se resume que posiblemente es lo que ha durado este episodio exagerado largo y aburrido dirigida por mí.

Mientras escribía esto eran las cinco y media del día siguiente, luego de haber leído lo que siempre me gusta leer, mujeres enfadadas despechadas y hombres resentidos, no me vino el sueño, a pesar de ello supe que en cualquier momento debo irme de aquí y “Nadie me extraña”. Todo suele tener sentido y en lo paralelo a veces no logra tenerlo. Es como la religión y la ciencia, ambos coinciden en que ambos no están de acuerdo, pero finalmente concluyen en que ambos existen. Mi vida es igual: Me consta mi existencia pero no sé porque el tomar decisiones nos hace pensar que estamos equivocados, tú estás equivocado y tienes, percibes; que tienes razón. La confusión sencilla de la conclusión.

Me llega al pincho cuando un perro me ladra sin razón alguna, específicamente a mí, un estúpido can suelto entre tantos babosos me elige a mí “un huevon” para sulfurar su ira. La vida es así, siempre tenemos a un animal que enfrentar ¿no?, pienso y reflexiono, yo suelo ignorarlos y esta vez no será la excepción. Tengo que tomar una decisión por esta sed ambiciosa de huida y también será el ignorar prorrumpido de mi interior, del Kenny que nació a inicios de los noventas, cuando estaba mal de la cabeza a los cinco años y jure a mis hermanos que el Chavo del Ocho me hizo hola con su mano a través de la pantalla de blanco y negro y jamás me creyeron, así con el rostro Down y en medio de tanta inocencia recordada, entre mi mente desesperada pensare en mi decisión, después de la consecuencia de haberlo decidido.

Nunca me gustó admirar a nadie, pero mientras se acababa mi cigarrillo anoche admiré a todos, me rebaje tanto que los miré desde aquí abajo y pensé: Que miserable pasmo ante tanta fragancia humana, tanta gente, tantos animales, tantas plantas y siento que todos me aplastan, soy menos, no soy especial, no soy un ser eminente, una piedra, un pucho o una máquina de hierro, soy humano, di un suspiro tirado en el pasto del parque y entendí del porque no es así, el perro que meaba en los adoquines sabía lo que hacía y yo no sabía ni siquiera que ya me había meado sin tomar una decisión.

21 de febrero de 2015

Dónde están las cremas

Kevin te necesitamos aquí, eres el indicado, tienes talento, no hay nadie quien pueda ocupar tu oportunidad ahora, sé que cuando se den cuenta de que eres un genio haciendo hamburguesas, harás feliz a más de un gordo, por eso tienes que viajar pronto hacia aquí. Hace unos días hable con el gerente Enbers Hamburguesas y necesitan a alguien como tú, el hamburguesero que podría considerarse revelación del siglo.

Así con esas engatusadoras premisas Javier Ordoñez le convoca a Kevin para que pueda trabajar en la cadena de hamburguesas Enbers, así que Kevin luego de haber viajado a pasar una vacaciones insólitas lejos de todo, quizá en una playa y una casa hermosa, comiendo nutella o fumando tranquilo hierba fresca de Argentina y cannabis, pero su amigo Javier lo ha llamado y piensa un poco y toma la decisión, deja sus hierbas, su nutella y viaja de inmediato para la entrevista con el gerente de Enbers, empaca, se despide de sus amigos y de la playa, incluso viaja solo y pide que luego le manden sus cosas, sin duda no iba a ver otra oportunidad de entrevistarse en Enbers.

El viaje dura ocho horas, llega a su departamento en la ciudad donde hace tiempo vive, llega de madrugada y todo le parece fantástico,  iba a trabajar en una hamburguesería famosa en esa ciudad, incluso no duerme, prepara ansioso el CV y practica que cosas va decir en la entrevista, por fin iba a dejar las carretas.

Amanece, de inmediato llama a su amigo Javier. "Javi ya estoy aquí, necesito saber cuándo puede ser la entrevista", "Déjame coordinar te llamo más tarde" responde. El sujeto más tarde no llama, así que de nuevo hace la llamada mas tarde y le dice que puede ser al día siguiente. 

Al día siguiente por fin se encuentran con Javier, conversan y hacen una llamada a una mujer que dice que es cercano al gerente de Enbers, se quedan para encontrarse los tres dentro de media hora. Es así, se encuentran: Javier, Kevin y la mujer cercana al gerente. La mujer empieza a hablar y a darle consejos a Kevin, le dice como se hace las hamburguesas en la empresa, cual es el ritmo del trabajo e incluso se ofrece a ayudarlo. Kevin se pone contento, anota muy deprisa su número de teléfono y también la del gerente, al día siguiente tiene que ir a la entrevista, ya está pactada, la hora prevista: Cuatro de la tarde, en realidad a las cuatro y media, porque el gerente suele llegar tarde, tu sabes cómo son los gerentes, bueno el señor Gonzalo Suero es impredecible. Dice la mujer. 

Llega el día indicado, él enternecido va a la entrevista y llega a un edificio. En la puerta hay un hombre de seguridad con cara de petulante comiendo algo, el edificio es Enbers Hamburguesas, pregunta por el gerente y el wachiman le dice que no está, Kevin agrega que tiene una cita con el gerente, el wachiman de inmediato le ofrece tomar asiento, el wachiman es el recepcionista. Pasan diez minutos aparece Gonzalo Suero, el gerente, gordo, enano y de tez oscura, le invita a pasar, le lleva hacia adentro, caminan por la cocina donde preparan las hamburguesas, coge una silla de empleados y le invita a sentarse. Ocurre la entrevista, Kevin le explica sus habilidades y que está dispuesto a ser parte de la empresa, al gerente le parece bien y le dice como es el empleo y pide que le envíe el CV por correo para luego mandar a la oficina de recursos y al día siguiente le llamará para arreglar los horarios. Kevin se va a su departamento, feliz, conmovido, excitado.

Al día siguiente Gonzalo Suero no llama, Kevin desespera y presiona la tecla de llamar en el teléfono y él hace la llamada. Pregunta al gerente sobre el empleo, él responde: Dice que aún no hay respuesta, que no se preocupe y que espere hasta el día siguiente, al día siguiente vuelve a llamar y responde diciendo que siga esperando, "Pero seguro vamos a coordinar como será tu trabajo" le dicen. Kevin desespera y llama a la mujer que es cercana a él gerente, le pregunta sobre el empleo y ella dice que es raro, pero no pierda el tiempo: "Puedes ir a una entrevista con la hamburguesería de la competencia", Carl Juniors se llama, entonces Kevin se recuerda de la buena vida en la playa fumando hierba y piensa que no puede perder el tiempo y acepta a ir a la entrevista con Carl Juniors, En Carl Juniors, le va mal, pésimamente mal, la gerente de esa hamburguesería ya conocía a Kevin, Kevin alguna vez quiso hacer un negocio con Carl Juniors, en la cual le fue mal porque la empresa nunca le apoyo bien, así que en la entrevista con Carl Juniors, termina siendo una reunión de hipócritas y también dicen que lo van a llamar que es lo mismo que decir: No.

Kevin ya se ha entrevistado con las dos únicas hamburgueserías famosas de la ciudad, Enbers Hamburguesas; no llama, el gerente paseador dice que pronto y Carl Juniors casi termina en una batalla de caras hipócritas. Como si fuera poco, recordó que no pagó el agua el mes pasado en su departamento, así que no tiene agua, no puede ducharse, no puede lavar, no puede cagar y no tiene empleo, se arrepiente de haber viajado, se pone a oír canciones.

Él sin duda no quiere volver a vender hamburguesas en carretas, ya pasó por esa etapa y cree que ya es hora de aspirar a más. Su amigo Javier lo llama y le dice que tienen que reunirse urgente y que hay un negocio y que pueden trabajarlo. De hecho Javier es un bueno amigo para Kevin, posiblemente uno de los maestros que le enseñó alguna vez a hacer hamburguesas, no tan buenas pero tampoco malas, lo respeta. Kevin responde y le dice que sí, nada seguro, se reúnen y Javier le empieza a contar sus problemas familiares, sus charlas con personas importantes, negocios productivos y otras chácharas que no le consta que sean ciertas. Kevin se cansa, vuelve a su departamento, sin agua, sin inodoro, vuelve a su infierno.

Preocupado, ahora tiene problemas: Uno, no tiene empleo. Dos, No tiene agua en su departamento. Tres. Está moralmente destrozado. Cuatro. No puede regresar a la playa a fumar cannabis, quiere hacer cosas productivas. Dinero no le falta, tiene dinero en sus reservas, suficientes como para pasar un año sin hacer nada, pero no puede esperar a que pase el año. Hace una llamada urgente a su otro amigo Claudio Valdez. Claudio es un tipo también soñador como el, Claudio le dice siempre que: "todo está bien", "no hay que dejar la guardia", "en cualquier momento se puede apretar el botón". Bueno le hace la llamada y le dice que tiene proyectos y lo pueden trabajar, tiene una pequeña cevicheria y le puede ayudar, otra que quiere abrir una escuela de gastronomía, "Kevin podrías ser el instructor, tenemos que reunirnos", Se reúnen y ni bien se juntan, Claudio empieza a preparar un ceviche en su pequeño local, ambos empiezan a prepararlo, se comen el ceviche y conversan. Hablan de la escuela de gastronomía, le dice que primero buscara contactos para que inviertan en ella, cuando lo consiga lo llamará. Entonces Kevin piensa. No más llamadas por esperar la concha de la lora.

Kevin ahora solo va a restaurantes a desayunar al medio día, aprovecha para usar el baño y para bañarse; se presta el baño de una de sus vecinas gordas que amablemente le dicen sí. Entonces una vez más entra en reflexión y hace la llamada al Enbers Hamburguesas, otra a su amigo Javier y otra a su amigo Claudio, ninguna tiene novedad, siguen esperando o simplemente no hay nada. Decide no hacer ni esperar más llamadas, se resigna por completo, a eso le agregan que no habrá agua en su departamento hasta el próximo mes. Entra en pánico y rompe su almohada, efusivamente la destroza, le saca todo de adentro, lo agarra a patadas, puñetes y le enciende fuego y lo quema en su sala y le insulta, piensa que es uno de los gerentes de la Enbers o de Carl Juniors o sus propios amigos: Javier y Claudio. Todos ellos en una almohada, arremete y no responde cuando le tocan la puerta los vecinos, está enloqueciendo y en uno de esos se queda dormido.

Al día siguiente recibe una llamada. Su amigo Claudio le llama y le dice que puede trabajar ayudando a un sujeto conocido que vende hamburguesas a domicilio, Kevin piensa que debe hacer algo para distraerse, no puede estar violentando almohadas así por así, entonces acepta. Claudio le dice que los van a llamar, la puta que te pario, de nuevo a esperar la llamada. Pero felizmente no demora mucho, no más que ocho minutos, le llaman y es el sujeto de las hamburguesas a domicilio, se llama Jorge Garrido. Kevin acepta.

Entonces consigue empleo con Jorge, no es lo que esperaba pero... ese mismo día se reúnen, el trabajo es informal, el pago es por trabajo hecho, no hay problema, con tal de no estar destrozando almohada lo que sea. Al día siguiente empieza a trabajar haciendo hamburguesas para repartir a domicilio, Jorge se asombra con las hamburguesas, piensa lo mismo, "Kevin es un genio", "debería ser una revolución del siglo en el mundo de las hamburguesas", "los clientes cerdos los deben adorar".

Pasa el mes, Kevin sigue trabajando con Jorge Garrido, ya olvidó las llamadas en espera, recupera el agua en su departamento, ya no violenta almohadas, está bien moralmente pero quiere regresarse a la playa a seguir fumando o quiere ir de visita donde sus padres. Si no hay oportunidad no hay hamburguesas gordos de orto.

31 de enero de 2015

Adictos todos

El pasado fue mejor, es mejor, es mejor tu amor pasado, los días, las noches del pasado, de tiempo atrás, cuando sentías cosas mucho más maravillosas que las pusilánimes y pesimistas de ahora. El pasado fue una historia que no te diste cuenta en que momento terminó, en qué momento se convirtió en ahora. La música del pasado fue mejor, Show me the way de Peter Frampton sonó mejor que las canciones de ahora, las radios, los cassetes, vinilos o discos compactos fueron mejores.

La política fue mejor, los escándalos y desapariciones de personas fue mucho más misterioso e interesantes que ahora, los periodistas fueron mejores, los periódicos chicha con las historias noticiosas como novelas cortas improvisadas fueron mejores que las notas periodísticas de ahora por internet. El fútbol fue mejor, clasificamos al mundial y los futbolistas mandaban saludos desde Europa y todo el país trastornaba.

La ropa fue mejor, los jeans, las bufandas, los suéteres, gafas y las guayaberas fueron mejores, el cigarrillo en la boca mientras hablaban fue mejor, mucho mejor que las señales de no fumar en lugares públicos, eso es patético.

El presente no fue mejor o no es mejor, es abrumador, es un suplicio, tu amor de ahora es una pesadilla, no te vas a casar con ese amor y lo sabes o si ya te casaste; estas arrepentido o si crees que eres feliz, piénsalo. Nada suena como antes, porque estamos tan encandilados con el pasado, inclusive con ayer y el hoy que se convierta en ayer o que se acabe ya de una vez este día de mierda, pasado a la historia es mejor, acaba con todo, termina, extermina, sucumbe, vuela, funde, no hay presente, todo se va al pasado y es mejor.

Hace un mes, un año, hace un día; es mejor que hoy día, el perreo de los dos mil sonó bien, el reggaetón del 2006 fue mejor, tu preparatoria y las academias fueron mejores que tu paso en la universidad, la universidad fue mejor que el empleo y los jefes obstinados de ahora, peor que el anterior, cada vez más en peor, cada vez es más inútil la vida, y desearías haberte muerto y hasta lo muerto no es una gran idea para huir, porque lo único que quieres es volver al pasado, porque fue mejor evidentemente, porque ahora estás viviendo el ahora y extrañas al pasado como a mamá, porque sabes cómo pasó todo y si volvieras; cambiarías algunas cosas, las que te hicieron un desborde y no salió bien, las cosas que no harías; los arias, por eso es mejor y fantaseamos con la máquina del tiempo, porque embestirás contra toda ley, nada interesa más que revivir el pasado fue mejor.

Algo que no sabes es que el presente será pasado y te duele la cabeza pensar algo que no asimilas bien o no lo quieres asimilar, no importa, mientras pienses que pudiste hacer algo está bien, esa ilusión vigente abrumadora.

El futuro es un silencio, aun nadie habla, pero de seguro no es para nada novedoso y si no es novedad no es privilegio, no es mejor, no sirve, nada mejor que el pasado, el pasado redundante, incansable de nombrarlo, incansable de recordar, echamos de menos todos juntos al recuerdo, conmemoramos como patriota todas las noches y nos tomamos fotos para recordarlo más adelante, porque somos masivamente adictos al recuerdo, queremos dejar más evidencias que un asesino improviso.

Queremos que nos descubran, que nos pregunten, que nos digan: ¿Tú hiciste esto? ¿Tú eres esto? Viendo una foto tuya y les cuentes a lujo de detalle, creando envidia inocente, decirle en metáfora que ahora estas hecho de desgracia, que un carajo vales ahora y lo pasado fue mejor, ¿Porque crees que a tus hijos les contaras tus aburridas historias y que para ti fueron mejores?, porque lo haces o porque les cuentas a todo el mundo tu estúpido pasado, porque escribes en un mentecato blog, porqué.

Es así, si no extrañaríamos no habría canciones que hablen de los tiempos mejores del pasado, de los recuerdos, Paul McCartney no hubiese compuesto Yesterday, es finalmente esa la conclusión, eso, que somos partidarios del pasado, adictos todos, queremos recordar y amamos al pasado porque fue mejor.

7 de enero de 2015

Mi asiento veintiocho ventana

Me subo al bus a las cinco y media de la tarde, el día estaba un poco nublada, con garua y tenue llovizna, después de estar unos días con mis padres y recibir el año nuevo en medio de pirotecnia y la discusión asambleísta de: a quien quemar con el año viejo; sin duda toda una junta inolvidable que pareciera el último, el último año nuevo que la pasemos así de muy amalgamados, uno nunca sabe.

Entonces me subo al bus y busco mi asiento, es el veintiocho ventana, mi madre y mi hermana lo reservaron hace algunos días tras, siempre les pido ventana y si es posible que se habrá fácil en emergencias para tirarme por ahí si alguien suelta una flatulencia. Desconfió mucho de los buses por más pagados que sean siempre tengo que encontrarme con los gordos y gordas viajantes, las viejas asmáticas, los bebés llorones y los que creen que es conmovedor verlos tragar guiso con pollo.

Apenas veo el asiento veintiocho y me siento hacia la ventana, ¡obsesivamente! como quien teme que le quiten su asiento veintiocho ventana. El bus enciende y hago memoria de si me olvide algo y ciertamente sí. Mi madre muy detallista me preparo una pequeña caja con algunos dulces, bocadillos y derivados, de inmediato llamé a mi padre quien me trajo a la agencia, le dije que la caja se quedó y me cortó de inmediato.

El bus empezó a marchar y ni bien se movió el vehículo, me coloque los audífonos que me regalo un amigo en los amigos secretos, un audífono que me retapa el oído y solo me concentra en las canciones del reproductor en el Smartphone. Di por perdida la caja de mi madre, supongo que debía enviármela ya al día siguiente, pero apenas el bus se conectó con la autopista central hacia la salida de la ciudad; vi a mi padre entre la ventana cual escena de película, conducía como Paul Walker atrás del bus, me quito los audífonos que tocaba U2 y lo dejo en pause, me levanto del asiento, camino por el pasillo, me acerco a la cabina de los pilotos y les pido que por favor se detengan y les explico la situación, mi padre viene como loco atrás haciéndome el alcance de una pequeña caja que por tarambana olvidé, me da la contra el gordo chofer renegado, ándate al carajo le digo en mi mente y le suplico una vez más—la escena continua—mi padre está conduciendo como loco atrás del bus y no logra adelantar porque la autopista aun es angosta.

El gordo chofer renegado como quien me escucha la mentada de madre me dice que se va a detener pero advierte que debí registrarlo en la agencia y que si es droga estaré en problemas, le remento a la madre en mi mente y le sonrío diciéndole que solo es una caja inocente, nada que temer. Se detiene el bus, mi padre se acerca por el lado lateral y alcanza la caja al terramozo por la puerta, le remento a la madre y le digo gracias, vuelvo a mi asiento veintiocho ventana, le pongo play a U2 y por fin empieza el viaje.

Los viajantes aún están inquietos, los que viajan en familia revisan que los niños estén bien, los enamorados se besan y los amigos se ríen a carcajadas al fondo, algunos otros aun caminan por los pasillos, le subo el volumen a la música y quiero ver solo a personas en mimo, no oigo nada.

El asiento veintinueve, es decir el asiento a lado estaba aún libre, debía subir su dueño en la próxima parada, me preguntaba quién será: acaso uno del prototipo de viajantes, será acaso una gorda vegetariana que me cope todo el asiento, un viejo asmático respirando espeso, una madre soltera con sus bebé llorona, un comelón asqueroso de guiso o una chica coqueta o un gay, la cosa es que me quedé dormido en concierto mientras lo estaba pensando.

Pasan como tres horas y despierto, se acerca alguien y me reclama por mi asiento veintiocho ventana, retírese de mi asiento, me dice una gorda, quiere votarme al asiento veintinueve pasillo, me olvido de todo y me empieza la disputa, explico que el asiento veintiocho ventana fue reservado por mi madre con muchos días de anticipación y no vas a votarme, gorda vegetariana, le digo en mi mente, no quiero moverme de mi asiento, no quiero y no me muevo, la gorda deja caer su trasero enorme en la veintinueve y de inmediato bajo el separador de asiento, de seguro me está puteando pienso, veo su rostro me está hablando, yo no sé, estoy con música y no escucho nada.

No si el año pasado me he portado mal, he hecho cosas que quizá no tenían mérito, quizá este año ya esté haciendo mal las cosas, mi agnosticismo va enloquecer a mi madre por ejemplo, quien antes que me vaya me dijo, anda hijito resale a la virgen o anda a la iglesia, no lo hice porque mejor era comerme la pizza que hicieron en casa. Ahora en el bus pienso que quizá debí ir a la iglesia a saludar a la virgen por si las moscas, porsiacaso, para asegurarme, quizá me vaya mal ya estoy reflexionando o hay que excusarle a la Karma, debo hacer cosas buenas.

El bus se detiene y bajamos todos a cenar, no quiero dejar mi asiento veintiocho ventana, pienso que la gorda me la quite, pero también tengo hambre y bajo a encontrarme con un frio atroz, con una lluvia uniforme, un restaurante muy malo, es exclusivo de la empresa de transporte, es decir que es el único, no hay nada más que hacer, el hambre me da una emboscada y necesito algo en el protestante estómago. Pido una chaufa y un café cargado con limón, pero al final dejo el Arroz Chaufa, de inmediato estoy tuiteándolo todo.

Abordo el bus y salimos por una corta calle de esta parada, hay un semáforo y justo escuchaba One of Us, vi por la ventana empañada a una niña que vendía mate de hiervas bajo la lluvia con los zapatos viejos y mojados y pensé no comprar una Coca sino: un mate, de la niña, de inmediato abro la ventana y compro un mate, pensé que debo hacer cosas así, cosas buenas.

El bus llegó al destino en la madrugada, cogí mi caja y mi mochila, la gorda que viajó conmigo me miró con una cara de ándate al carajo, me fije de casualidad y mi asiento era veintiocho pasillo y era veintinueve el de la ventana, que estupidez la gorda tenía razón y solo baje de prisa, volví a mi pequeño departamento, tosiendo, todo un tísico profesional, casi botando sangre como los grandes. Algo bueno si defendí en el viaje, mi asiento numero veintiocho ventana.
 
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