15 de mayo de 2015

Decidiré después de lo decidido

Hoy no ha sido un día de los cotidianos que tuve en estos últimos años, quizá se haya marcado un hito imaginario entre lo que era y en lo que me voy metamorfoseando. Fueron las once con treinta y baje del edificio hacia la tienda cerca a comprar, fumar un cigarrillo y sentir el aire fresco del anhelado invierno, mientras miro como las personas viven e imagino como siempre; que es lo que pasa por sus cabezas ovaladas en forma de huevo en medio de cada momento, preguntándome si también pensarán lo mismo mirándome a mi pasando por estas calles de clase media. Supongo que la variedad de pensamientos sueltos tienen algún lugar para una mente común, somos comunes los humanos y todo el tiempo desde que me entro la idea de sentirme especial, un ser eminente, una piedra, un pucho o una máquina de hierro con alma única; había sido errado desde siempre, llegue a una esquina y vi a un perro meando en los adoquines y me sentí el más vil humano de toda la existencia vital.

Ante tanta barbaridad decir eres muy humano a las personas solía sonar como insulto, todos somos superiores la puta madre, menos tú, porque sigues respirando, todas las decisiones rugen por ti y todo el efecto persistente es también causa de tu accionar, Newton y la ley de la acción reacción. Mi cerebro no soportaba ver diez películas al día durante doce meses seguidos y las navidades que es la única fecha donde extraño a mis viejos y a mi familia; por la única razón: Que tengo el alma agnóstico de flojera y me parece una buena fecha porque son las únicas donde nos reunimos. Todo lo antes mencionado del párrafo se resume que posiblemente es lo que ha durado este episodio exagerado largo y aburrido dirigida por mí.

Mientras escribía esto eran las cinco y media del día siguiente, luego de haber leído lo que siempre me gusta leer, mujeres enfadadas despechadas y hombres resentidos, no me vino el sueño, a pesar de ello supe que en cualquier momento debo irme de aquí y “Nadie me extraña”. Todo suele tener sentido y en lo paralelo a veces no logra tenerlo. Es como la religión y la ciencia, ambos coinciden en que ambos no están de acuerdo, pero finalmente concluyen en que ambos existen. Mi vida es igual: Me consta mi existencia pero no sé porque el tomar decisiones nos hace pensar que estamos equivocados, tú estás equivocado y tienes, percibes; que tienes razón. La confusión sencilla de la conclusión.

Me llega al pincho cuando un perro me ladra sin razón alguna, específicamente a mí, un estúpido can suelto entre tantos babosos me elige a mí “un huevon” para sulfurar su ira. La vida es así, siempre tenemos a un animal que enfrentar ¿no?, pienso y reflexiono, yo suelo ignorarlos y esta vez no será la excepción. Tengo que tomar una decisión por esta sed ambiciosa de huida y también será el ignorar prorrumpido de mi interior, del Kenny que nació a inicios de los noventas, cuando estaba mal de la cabeza a los cinco años y jure a mis hermanos que el Chavo del Ocho me hizo hola con su mano a través de la pantalla de blanco y negro y jamás me creyeron, así con el rostro Down y en medio de tanta inocencia recordada, entre mi mente desesperada pensare en mi decisión, después de la consecuencia de haberlo decidido.

Nunca me gustó admirar a nadie, pero mientras se acababa mi cigarrillo anoche admiré a todos, me rebaje tanto que los miré desde aquí abajo y pensé: Que miserable pasmo ante tanta fragancia humana, tanta gente, tantos animales, tantas plantas y siento que todos me aplastan, soy menos, no soy especial, no soy un ser eminente, una piedra, un pucho o una máquina de hierro, soy humano, di un suspiro tirado en el pasto del parque y entendí del porque no es así, el perro que meaba en los adoquines sabía lo que hacía y yo no sabía ni siquiera que ya me había meado sin tomar una decisión.
 
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