5 de diciembre de 2014

Feliz cumpleaños, muérete.

Cuando sea anciano y ya no pueda levantarme de la silla de ruedas, que de seguro mis hijos con mucha desazón me compraran, no pueda ponerme de pie para ir a sentarme en el inodoro, de seguro; que voy a recordar que hace muchos años atrás me prometí suicidarme si en el peor de los casos siga viviendo.

Entonces voy a ponerme bien los cojones y voy querer morirme de una vez tal y como lo imaginé: Irme a volar por los aires en una avioneta y lanzarme en histriónico a paracaídas con o sin instructor y si a los doscientos metros de la superficie sigo vivo y no me da un paro cardiaco, para asegurarme que en si voy a morir; me voy a soltar del arnés y por fin voy a caer como un gota de mazamorra al piso.

El problema es que tengo miedo de seguir viviendo, que tal caigo vivo, uno nunca sabe, nunca he sido bueno para ponerle fin a las historias y mucho menos para el mío. He comenzado a escribir muchos relatos de humor ácidos como los que acostumbro y pienso: Que todos mis personajes están mirándome disgustados por darle un veredicto inoportuno, inútil, cruel, con aires resentidos, turbulentos. Podría agregar el desorden y poner en mesa de discusión si estoy bien ahora o he estado luchando constantemente; para que al menos algo no me deje contento.

No soy bueno para escribir, siempre he estado diciendo, lo que hago es acumular y alimentar inmundicias al desdén, juntando cosas que no tienen literatura ni retórica, ni técnicas ligadas a la lengua española, al contrario: Estoy utilizando algunas palabras indigentes para complacer mi capricho, ese sentido terco de querer sentirse de alguna manera bien, sin sinónimos que den explicación más cercana a lo que diría bien.

Las veces que he pensado en morir; son los momentos exactos cuando algo me ha ido mal, cosas como arruinarlo todo algo y es justicioso pensar que seguir en vida está mal, ¡Así no funcionan las cosas! o así no deben funcionar, seguir respirando es el cruel castigo, el precio, las consecuencias burdas y así no estoy, no estoy de acuerdo.

No soy el tipo de personas que está pensando se ser correcto, pero debo esforzarme para que al menos alguna historia o mi propia vida tenga algunos momento de clímax, ese instante preciso, bien puesto y encajado, pero así no está yendo. De la noche a la mañana toda una larga historia se queda en fracaso, después de haber planeado bien y después de buscarle algún sentido a lo que busco, lo hecho por la ventana, felizmente siempre quise una ventana a la calle, tengo un ventana a la calle y puedo tirar mis cosas por ahí, incluso yo quisiera tirarme, pero también no soy bueno para eso.

Soy nómade, así me dijo la constancia de seguir viviendo una vez. Soy nómade y necesito recorrer alguno de los pasos de los que todos humanamente dan. Entonces pienso que si me quedo por aquí; voy terminar en mí mismo. No soy yo, no es mi capricho, soy el que menos escucha o soy el que menos se está hablando o es que estoy cumpliendo 21 y la angustia me retiene ¿Sabes? No se vive de la angustia. Se vive de lo angustiado, mientras sea pasado mejor, mientras siga el futuro, sé infeliz.
 
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