25 de marzo de 2013

Conocí a Enith

Conocí a Enith en un viaje de jornada social, llevamos ayuda a un pueblo muy lejano en alguna parte del Perú. Ella me contó mientras viajábamos por una trocha inacabable que trabaja en un programa de atención social, me interesa mucho capturar las historias le dije, llevo como 4 años trabajando de vocación social y ‘uf’ he conocido todo tipo de historias respondió.

 Ella es bien amigable, le gusta contar y conversar, cavilar de las cosas y situaciones que nacen en el camino de la vida, han venido mujeres con ganas de matarse diciendo que la vida es inservible, su esposo lo ha dejado y anda con otra tan cerca sin importar el valor que tiene un engendro que ya va creciendo y mirando a su padre con otra mujer me contó, a veces he querido dejar este trabajo, a veces mis problemas personales con los problemas ajenos se mezclan y hay que saber manejarlo y yo ya he aprendido conducir a la perfección estas cosas.

He llevado apoyo a ancianos abandonados que viven en campiñas lejanas sin luz, cocina fría y empolvada, ropas socias por todas partes, lámpara con carburo y cama como para perro donde las moscas son los únicos que hacen ruido. Enith debió ser una hermosa señorita en su juventud, tiene los ojos marrones claros, con largas pestañas, tiene más de 50 y habla bastante y habla bonito, entretenido, pasamos todo el viaje contando historias, yo le conté mis historias irreales y ella mil casos de maltratos, abandonos, denuncias, accidentes, divorcios, peleas, suicidios y muchas más.

Al volver me quedé dormido, estuve cansado y cuando llegamos a la ciudad desperté, estuve apoyado en su hombro, joven es usted tan joven y se muere de sueño, se acaba de perder mil paisajes. Que buena la señora Enith, ahora la voy a seguir hasta que me cuente algunas historias más antes que me vaya de aquí. “Cazando historias”

Coyungo.Changuillo,Nasca,Perú 2013

 
Todos los Derechos Reservados
2009 - 2016