Al otro lado de una
esquina, donde el quiosco de periódicos la gorda vendedora con los diarios a
colgar, los curiosos que lo leen, los madrugadores y casi siempre los abuelos
jorobados, con bastón, lentes y bigotes. Como es la mañana, nuevo día, nuevas
ideas, nuevas cosas. Un cielo nublado y yo sentado entre la vereda en abandono,
mirando el perro chusco y apurado que cruza la avenida, mientras doy mi sorbo
de café en las esquina del té, la emolientera gorda, todas las mujeres de este
lugar son gordas, como si fuera un castigo de la obesidad, o será la buena vida y abundante cortejo de
comida.
Después de muchos sorbos de café mi boca expulsa neblina entre un
suspiro y respiro, también se mezcla con los suspiros de otros que tomaron té o
café o emoliente y el humo negro de las chimeneas vehiculares, calles atiborras
y congestionadas, que tranquilo día, nuevos suspiros, vientos pasivos, calorcito de mayo, bostezo de
mañana, barriga caliente y parpados hinchados mañana será otra vez igual que
hoy. Nuevo día, nuevas ideas.