Dios
no es aquel que te dice, ven a mí, esta es tu vida hijo mío, vive rezando,
orando y te guardare un espacio de cien metros cuadrados en el paraíso. Dios no
es aquel que te da reglas para que podes tus errores, tales las malas hierbas y
vivas pensando en la fe verdadera. Dios no es el que te dice lee un libro
completo para que sepas de dónde venimos y hacia dónde vamos—no necesitamos
brújulas para vivir—Dios no necesita rituales de aromas inciensos o ceras
derretidas sobre veleros quemados, ni tampoco suplicas ni rencores, Dios no es
lo que imaginas, lo que veneras o lo que supuestamente oyes cuando cantabas El
manso corderito, tampoco es quien te da vino o te da castigo, no lo es… Pero…entonces
¿Quién es Dios?
Dios
es algo real, no existe físicamente pero puedes sentirlo cada día querer y sin
querer, rezando o sin rezar—es lo de menos, es más ni le importa tu vida, mucho
menos si rezas o no rezas—Dios es algo que te acompaña a diario, desde que
naciste y desde tu primer segundo en el mundo, él es quien te acompaña o en
otras palabras es quien te ha estado jodiendo, te jode ahora y te seguirá
jodiendo hasta el día de tu muerte, pero lo bueno es que a ti tampoco te
importa y es más ni le das bola. Dios es solo un libro, tú libro y el libro de
tu vida, es decir toda tu vida esta detallada en un libro de literatura precisa
y encajada, cada día la estás leyendo—viviendo—cada instante, desde el suspiro
hasta el compás de tu respiración, todo está escrito. Cada día es una página y
cada noche esperas otra página—otro día— queriendo o sin querer, te guste o no
te guste leer, tú mismo vas descubriendo las sorpresas que trae a diario. Y Te
cuento… ya has estado intentando olvidarte del cojudo libro, votarlo o quemarlo
y cuando estuviste a punto de cambiarlo; te arrepentiste, es por eso que Dios
te mando una señal mediante un estornudo, un toser, un cambio de pensamiento,
un olvido de llaves o una confusión al respirar, para que vuelvas a tu lectura,
tu propia lectura.
Pero
quien carajos es ese Dios, no le importa tus vulgaridades ni tu manera de vivir
porque “No existe la manera correcta de vivir” él dice eso. Sin querer empiezas
a tenerle fe, a pensar diario en él y a ser más observador sobre todas las
cosas para buscarlo y descubrirlo al instante, pero jamás lo viste ni lo verás,
no tiene libros sagrados ni necesita ofrendas, él es el Dios de los Dioses—si
no lo es para ti, al carajo—Pero mira como es el todo poderoso, jamás podrás
destronarlo ni hacer cambios que alteren tu orden, el orden de tus páginas en
tu libro titulado con tu nombre, con pasta suave en portada y tapa final de
madera, aquella que utilizan los carpinteros para hacer ataúdes, aquel libro
que detalla el orden cósmico de las cosas, la evolución constante de tus
actitudes, tus acciones y tu comportamiento. Él mismo es el bibliotecario de
todas las vidas—de todos los libros—de todo el mundo, en cada muerte registra
los libros como uno más para su colección, no las relee porque volverían a
vivir y cuando tú—Si, tú pendejo(a) —cuando mueras tu libro estará registrado
en su biblioteca con todos tus derechos perdidos y no volverás a la vida.
Cuando
estés apunto de hacer algo y sientes que algo a tu alrededor te da una señal de
no hacerlo o hacerlo, préstale mucha atención y sigue a tu intuición, si te
equivocaste en el examen esa fue una señal porque es lo que eres “El orden
cósmico de tus errores y aciertos”, “Todo sucede por algo y por algo suceden
las cosas” eso es Dios, Dios sin fronteras y único e irremplazable, no tiene
hijos ni esposa, tu eres su amante y todas las noches te da cariño—Cuando
sueñas—no le temas, con una suave voz sigue leyendo y con unas cosquillas sobre
tus oídos escucharas un aliento frágil y dócil que te dice “Yo soy tú Dios, el
único e irremplazable, quien te acompaña día a día; Mi nombre es DESTINO y
estoy monitoreando tu vida de sorpresas, en las malas y buenas, Yo soy quien te
ha creado en esta obra, tú mi personaje protagonista y yo tu destino… tu
DESTINO”. Amen.