Que sea feliz, digo, aunque siempre la he estado mirando desde lejos y diciéndome fascinando que sería mi intima esposa algún día o mi futura eterna compañera, pero es cuestión de adaptarse a distintas escalas de entendimiento que te ofrece el tiempo, comprendes que: No la mujer a quien miras debe ser tuya, no es así, sino entiendes que las cosas supuestamente anheladas y que irremediablemente se van alejando de ti, es debido a que en cierto modo en el transcurso de tiempo; te vas dando cuenta que no lo mereces, eres poco agraciado y lo creas o no, no es para ti en lo sencillo.
Además de agilizar la situación, creyéndome experto en la pesca del pescador estúpido y vivo que cambia atarraya por nailon, puse en conocimiento de ella, que no es novedad hacerle saber que será mía al final del camino, «ya está escrito en el destino y como dos bolas de billar sobre una cuneta, nos chocaremos y quedaremos estancados en un trecho de felicidad». ¡Es chamullo! ¡Es lo que según me digo yo! y le hago creer, o la hice creer, o en el peor de los casos es lo que solo yo he fabricado para mí, ella solo es tolerante conmigo y dice ‘si’ para darle tenuidad a mi angustia, en si le doy lastima. Yo también.
Y ya se va el año, ¿qué has hecho este año? me pregunto y no quiero responderme porque a la larga mis respuestas son como vasitos de gelatina y ácido muriático, no podría soportarlo. Sentimentalmente he dado muchos pasos atrás, pero no sé en qué momento empecé a dar esos pasos. La he perdido, fue impredecible, yo la guardaba como queso en la ventana y de pronto ya estaba en otra mesa, se fue con un tipo detestable, un ogro sobreviviente, un experimento fecal, lo peor es que la he visto partir de mi ventana y le hice adiós con mis manos, sonriendo y deseándole lo mejor, aunque le irá mal, pero total, no lo mereces, ella tampoco me merece.
A veces la estupidez de pensar y elegir las cosas que deben y no deben ser para ti; te puede costar esto que hago ahora: Escribir maniáticamente como una travesti despechada, ensuciando tus espacios con resentimientos, por cosas adoloridas, depositando esos dolores en una bandeja de secreción, desahogándote sin lágrimas, es como tu honorable menstruación sentimental, lamentándote de cada detalle olvidado. Pero no estoy perdiendo, es cierto del dicho de las dos velitas, si una se te apaga, la otra te espera prendida, vamos a la segura, ¡no hay pierde hermano! De que te quejas.
Ahora la veo menos atractiva, quizá sea el experimento de la amalgamación: Si con niños andas, niño has de volverte, si con viejos andas, es posible que te vuelvas viejo también, todo es psicológico: si con monstruos andas, corres el riesgo de convertirte en monstruo también. Y es solo fantasía, no creo que sea posible, lo cierto es que me quedé pasmado por su nuevo camino. El amor es ciego dijo alguien, yo no lo creo, sin embargo lo estoy viendo pasar. Que sea mi pretexto para pensar que ambos no éramos para tal.
Ahora que ya todo ocurrió, cambian muchas de las cosas especiales, esos detalles originales encontraron la pausa en el trayecto, no quieren continuar, no pueden continuar esos antojillos de querer fabricar algo delicado para conquistarla. No puedo llamarla como antes lo hacía, de esa manera tan especial, no puedo decirle cosas que antes le decía y no me afecta, ha sido mi experiencia convenida distanciarme y dejar de mirar el keke que se carcome por esperar una torta gigante que ha de llegar en cualquier momento, así será, en otras palabras, ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise (*Neruda). Y si volviera, hay no sé si volviera, creo que empezaría a creer en las historias de fantasías, así como lo son, solo fantasías o en palabras ciertas:
Mentiras que sueñan con ser verdades, entonces prefiero las verdades dolorosas a engañarme con un amor infectado.
22 de diciembre de 2013
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