25 de septiembre de 2012

Mi novelita sin título

Ella caminaba cansada alrededor de la banquilla del parque, el miraba desde el balcón de la casona sentado en silla de madera mientras leía un periódico dominguero, ella ha dado cientos de vueltas como lo aria un viejo reloj pero en sentido contrario, el baja los lentes hasta abismo de su respingada nariz y la mira fijamente sus cabellos despeinados y sus botas desgastadas, ella no se detiene, él se pone de pie y deja el periódico Dominguero sobre la silla, ella mueve las muñecas y sus alambradas manos al compás de sus botas cada vez más rápidos y cada vez menos rápido, el guarda sus anteojos en el bolsillo de su guayabera y baja las escaleras dejando caer un macetero de margaritas rosas y el sobrero negro que lleva como prenda.

Ella está caminando acelerada con los parpados dormidos con lagañas colgadas y chalina ensuciada, el abre la puerta y la puerta la deja abierta mientras corre y corre como quien sueña y sueña alcanzar el sueño y si corre sin perderla de vista, ella camina cabeza gacha y el pelo sucio lento como tortuga como oruga lastimada, él se detiene y levanta el brazo como quien alcanza la gloria pero falta para tocarla y retoma el vuelo pero sin desempapar su mirada, ella empieza a acelerar los paso como si fueran redobles en suspenso de un tambor sin fondo y soplando murmuras inentendibles y enredadas ya con los dedos en la boca, él ha llegado, se para frente a ella cogiéndola fuerte de los brazos, ella se enfierece e intenta tirarlo contra el piso de piedra de los siglos colonos, él la sostiene más fuerte y solo la mira a los ojos, sus ojos desviados y perdidos pero sacudiendo su brazos como pidiéndola que la suelte para retomar su marcha, él la abraza más fuerte muy fuerte, ella se tranquiliza, él la mira infinito, ella solo llora, el apenas lograr sacar su saco y la cubre sin dejarla de abrazar, ella se pierde entre sus cabellos esponjados y largos, él la besa en la cabeza, ella deja caer gotillas de lágrimas, el llora también, ella dice: Banca, en la banca—con voz baja—el solo hace: shuuu… encogiendo los labios, ella suspira lerdo y cansada , ella dice: Aquí lo espero, él dice: ya paso, ella dice sofocada: regreso al tiempo…, él la interrumpe y le dice: le dice mama y la abraza más fuerte con las mejillas mojadas, el viento sopla, los ropajes flamean y el llanto fluye.

Que tal como están ya estamos a fines de septiembre y a principiado la primavera, los campos seguro ya lucen capas verdes eso espero, bueno la historia que escribí fue una inspiración de un suceso ficticio con rasgos reales, quise rodarlo en un cortometraje o quién sabe si más adelante podría hacerlo, a mi especialmente me gusto esta historia de amores eternos y las locuras inauditas que concebiríamos de tanto enamorarnos, ella no sé si estaría loca pero daba vueltas en sentido contrario de un reloj a la banca cada domingo porque soñaba retroceder el tiempo y poder recuperar a su esposo quien falleció tiempo atrás, los miércoles la espera sentada en la misma banca confiada en que llegue porque fue un miércoles y ahí donde se citó por primera vez, su hijo es un redactor del periódico “Dominguero” , cada domingo suele recoger a su madre en la plaza principal de la ciudad, la gente del pueblo ya conocen esta esta escena y ya no toman importancia, solo queda mirar y pensar que tanto podría durar el amor y hasta donde.

Gracias amigos y disfruten de la primavera y del mes de septiembre que ya se nos va. 
 
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